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Las normas deGrasse

Los genios modernos tienen nombre y apellidos. Uno de ellos es Neil deGrasse Tyson, uno de los astrofísicos y divulgadores más importantes de la historia y el Carl Sagan moderno. Pocas experiencias hay tan enriquecedoras en el mundo de la televisión como ver Cosmos, una serie divulgativa sobre la historia de la universo, la astrofísica y la ciencia en general. En un capítulo, deGrasse Tyson explica cómo ha llegado el ser humano a donde está ahora mismo en apenas 200 años. Estas son sus normas.

Habla de cuestionar la autoridad. «Ninguna idea es cierta sólo porque alguien lo diga», dice. Hay que «pensar por uno mismo y cuestionarse a uno mismo». Habla también de no creer algo «sólo porque queramos hacerlo»: «Creer en algo no lo convierte en realidad». Recomienda «demostrar las ideas con pruebas obtenidas a través de la observación y la experimentación» y añade, en un claro mensaje a quienes se obstinan, que si una idea no pasa un experimento, «bien diseñado», es errónea: «Aceptémoslo». Habla, también, de «seguir las pruebas, allá donde nos lleven» y, sobre todo, de reservarse los juicios si no hubiera pruebas. La más importante es la quinta norma: «Recordar que uno puede estar equivocado. Incluso los mejores científicos se han equivocado en algunas cosas».

Con la libertad de quien se sabe con, al menos, parte de la razón, deGrasse Tyson dice, en Cosmos, que estas normas «debilitan el atractivo del fanatismo y la ignorancia, y en resumidas cuentas, el universo es, sobre todo, oscuro salpicado por pequeñas islas de luz». Dice que somos polvo de estrellas «contemplando la evolución de la materia, trazando ese largo camino, gracias al cual hemos tomado consciencia».

Cosmos estará en Netflix esta misma semana, a partir del 25. La volveré a ver y me hará volver a pensar. Y a vosotros.

Ahora, que venga alguien a decirme que esto no es cultura.

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