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Pascua florida

Tantas Pascuas como hemos celebrado juntos y aún no hemos conseguido que el baile de atrasos y adelantos de la hora oficial, cese de una vez y dejemos de tener el mismo horario que Berlín, lo que se ve que no puede ser y que además, es imposible. Esta vez el cambio de hora ha coincidido con la vigilia pascual que también es movediza pues depende del domingo que caiga a continuación de la primera luna llena tras el equinoccio de primavera, o sea la Nit de la Cremà. Creo que la compresión de muchas fiestas en pocos días hará que el tránsito pascual sea más potente y enérgico, que liquide el tiempo viejo.

Pero como lo importante es eterno y el tiempo del mito demanda inmovilidad y repetición ritual, algún día alcanzaremos el horario solar y recuperaremos la fijeza de las cosas sacras. Peor lo tenia Irlanda y hace justamente cien años, alcanzó su independencia de Inglaterra. Como los ingleses no caen tan bien como los irlandeses, inventaron el sentido del humor: les hacía más falta.

La Pascua católica, la sajona y la judía se parecen bastante y dan vacaciones escolares. Eso sí, la mía tenía volteo de campanas, aleluyas y nada de pan ácimo, sino panous con toda su levadura para que se hincharan como tetas de adolescente: de modo incontenible. Incluso cantábamos un conjuro: «Els panous de Poldo/ no volen unflar,/ les dones, calentes/ el volen matar». La mamá, previsora, introducía en la merienda unas hojas de lechuga que es anafrodisíaca, pero ni por esas. Pascua de carne y flor de naranjo. Esta vez he celebrado mi Pascua paseando por el barranco del Carraixet donde también se hinchaban las coles y berzas y levantaban la cabeza con una tersura no usada. Pollitos de calamón y de pato en el agua macilenta, como niños de refugiados. Y hacia el mar, junto a la ermita dels Peixets, la Barbacoa de las Naciones: una aglomeración de precarios y nómadas, de vagantes y parados, asando carne de oferta entre humos canallas y gloriosos. Domingo de Resurrección, vida nueva: florecían olivos y tamarindos, lentiscos y asfódelos.

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