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Pastores de pueblos

Los árabes debieron de apoderarse de Hispania o los ostrogodos de Roma en unas circunstancias como las actuales cuando sólo el dinero decide los deberes de ciudadanía: los que tienen mucho dinero, no tienen ningún deber comenzando por el de tributar. Pagar impuestos, es desagradable; no pagarlos, debería ser ilegal, pero ya vemos que sólo pueden ser criminales Lola Flores, Pantoja o usted misma, con o sin bata de cola, pero no los amigos de Cristóbal Montoro que obtienen, por cumplir sus obligaciones poco, tarde y mal, tipos reducidos del 10 %. Tener una cuenta en las islas filibusteras no es delito, pero ayuda si la tentación, como nos decían los PP Salesianos, es un caminito cuesta abajo.

Si el sistema es antisistema, el gobierno es la Baader Meinhof. Con mejores armas. Si el dinero tiene todas las facilidades y las personas son confinadas obligatoriamente, no se dirijan al Defensor del Pueblo, sino a Cáritas. Los últimos responsables del Banco Mundial y del FMI eran asaltantes de camareras o usuarios de tarjetas black y fraudes fiscales a la carta (uno llevaba, además, calcetines con patatas: guarro). Luego vengan a contarnos que Carles Puigdemont funda sus proyectos políticos en el desprecio a la soberanía nacional ¿En serio? Una soberanía nacional sin recursos es un motor sin gasolina: tírate de la moto. Europa, no está. Manda en ella un tal Jean-Claude Juncker, del gran Ducado de Luxemburgo, paisillo que es beneficiario de las ayudas de Bruselas, pese a su elevada renta per cápita: subvenciones para ricos que no sé en qué se gastarán, aparte los medicamentos habituales, porque en Luxemburgo sólo hay labores de ganchillo para el respaldo del sillón.

La realidad se ha vuelto tan panfletaria que amenaza con arruinarnos el estilo. Juncker tiene fama de empinar el codo y aunque yo mismo soy más anacreóntico que lastimero, el alcohol se desaconseja en pilotos de avión, conductores de trenes y pastores de pueblos, no vayan a confundir al perro con una cabra murciana. Pues nuestro Moisés golpea las peñas con su báculo y en vez de agua, sale gin tonic.

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