Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Deslumbrar y alumbrar

En esta 51 Fira del Llibre que comienza hoy en Valencia habrá más casetas y mejor dispuestas para que el curioso tenga sombra y se libre de la polvareda de la explanada. Más casetas quizás signifique más estrategias de autoempleo „la gente nunca leyó mucho y aquí, aún menos„ crecimiento modesto que desmiente el anunciado ocaso de los dioses o Götterdämmerung de la imprenta. Más aún, los expertos en neuronas y estímulos hormonales afirman, con toda rotundidad, que las pantallas distraen, desarman la voluntad, devoran el tiempo y descentran el intelecto y la pasión. Coño, deja las pantallitas y coge un libro, aunque sea de Shakespeare o de Cervantes que, los pobres, ya no pueden cobrar derechos de autor.

El lenguaje idiota del comercio político ha impregnado el del pensamiento y no pasa día que no se anuncien cambios, acelerones, competencia creciente y todo eso. Calidad del ensueño y la calma. La última revolución tenía que ser digital y aunque es posible que la mayoría de los periódicos en papel desaparezcan, no ocurrirá, no ocurre lo mismo, parece, con las monografías, las reflexiones de alguna seriedad, los reportajes a fondo y, desde luego, la literatura. Una tecnología nueva no es nada „y a veces es un desastre„ si no halla terreno abonado en el instrumento por excelencia: la mente. Somos digitales de mucho antes de internet: desde que libros y periódicos se hacen con ordenadores.

Hubo un tiempo en que la cultura de este país era un conciliábulo familiar en casa de los Polanco. Ahora, el abaratamiento y la simplificación de las técnicas de reprografía hacen que aparezcan mil editoriales como amapolas descaradas llameando en el ribazo. Hasta los exquisitos y los mayoritarios prescriben cada día un bocadito selecto de buena escritura o pensamiento desafiante publicado en Santander o en Albacete. El problema ahora es la falta de jerarquías, pero ya las encontraremos. De momento, tengo una cita con dos veteranos: Eduardo Mendicutti y mi amigo Manuel Vicent. La palabra, para alumbrar y deslumbrar.

Compartir el artículo

stats