El movimiento atmosférico se puede clasificar según su escala y, por tanto, las diferentes escalas del calentamiento y enfriamiento diferencial de la atmósfera. La microescala haría referencia a movimientos inferiores al kilómetro. Generalmente se trata de remolinos de aire cerca de la superficie y a pesar de su tamaño por ellos pasa el calor y el vapor de agua. Este movimiento viene determinado por factores como la vegetación, el agua, el albedo, la pendiente, es decir, los que influyen en el calentamiento de la superficie: una superficie más caliente anima la turbulencia del aire. El paso siguiente es la circulación terciaria o de mesoescala, entre 1 y 100 kilómetros aproximadamente. Ejemplos de movimientos mesoescalares son la brisa marina, los vientos de valle y montaña y los sistemas tormentosos. Las circulaciones secundarias comprenden los movimientos de anticiclones y borrascas, que determinan los eventos meteorológicos del día a día: desde los ciclones tropicales (300-600 kilómetros) hasta los ciclones y anticiclones extratropicales (800-3.500 kilómetros). Su duración oscila en rangos de 2-3 hasta 10-12 días. Al contrario que los niveles inferiores, su origen no es el calentamiento diferencial a su misma escala sino el contraste energético entre latitudes polares y tropicales. La circulación primaria es la circulación general, tantas veces relatada. Su escala de movimientos supera los 4000-5000 kilómetros y persisten a lo largo de toda una estación o incluso todo el año. Los elementos de la circulación secundaría circulan en esta primaria como pequeñas hojas llevadas por un río. La circulación general determina el clima, pero este también se asocia a la circulación secundaria que explica la lluvia y efectos en la temperatura.

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