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Entre asesores y periodistas

A Pep Torrent, in memoriam

Apenas una legislatura en la política y Toni Cantó (Valencia, 1965) ya ha sentido la necesidad de ajustar cuentas. El conocido actor de trayectoria oscilante desde los ya lejanos 80, con puntas de éxito gracias a sus trabajos televisivos o para Pilar Miró, Mario Gas o Pedro Almodóvar, se ha motivado tanto por lo que ha vivido en el interior del engranaje de la política que ha escrito su primera obra teatral y se ha lanzado a dirigirla, justo en el interregno de la legislatura más disputada e inaudita.

Debate, la obra en cuestión estrenada precisamente en los Teatros del Canal, uno de los legados culturales de Esperanza Aguirre que dirige Albert Boadella, es en la práctica un fluido y punzante diálogo a dos entre los jefes de campaña de los dos principales líderes políticos del momento: el presidente del Gobierno y el jefe de la oposición. Hay un tercer protagonista, la castellonense Marta Flich, en el rol de periodista televisiva, trasunta de Ana Pastor, sobre la que va a pivotar la supuesta moderación del debate a dos que los asesores pergeñan.

Mitad asesores mitad políticos, quizás antiguos periodistas que han dado el paso al otro lado, los personajes centrales del meollo cantoniano articulan la obra en el proceso de negociación para llevar a cabo el debate requerido por la sociedad política nacional, una negociación que semeja una partida de póker, trufada de engaños y faroles. Ambos hablan un lenguaje parecido por más que representen bandos distintos. Es un supuesto: uno parece ser el director del think tank de un político socialista gobernante, y el otro el del aspirante a su derecha, una especie de hipster pijo muy excitadizo. El trazo de Cantó, sin embargo, es lo suficiente sutil para no definir groseramente la cuestión y, de paso, sacar partido para la nueva política en la que él mismo se ha enrolado.

Apenas hay trama y sorpresas, Debate es un face to face creíble gracias a un argumento basado, según la hoja de mano que se reparte, en hechos reales, anécdotas que circulan por los pasillos del Congreso y que Cantó ha ido utilizando hábilmente para construir esta pieza dialogada que sacan adelante dos actores expresivos y sólidos, el catalán de origen norteamericano, Phillip Rogers, y Pepe Ocio, en un montaje cercano al teatro alternativo. Ambos superan con nota el desafío, con muchos matices en el personaje de Rogers, quien además ha tenido un affair con la periodista, pareja actual de la figura emergente del partido llamado a relevar al presidente.

El desarrollo de las negociaciones dibuja un mundo despiadado, descreído, en el que la política está en manos de los expertos asesores y su aparatosa y a veces sórdida relación con unos medios de comunicación tan imprescindibles como contaminados por esa trastienda de la política.

Los políticos aquí son mediocres, corruptos, inútiles? en manos de los medios, de los periodistas aprendices de demiurgos y del radical escepticismo de quienes controlan la inteligencia de la política. No falta a la verdad Toni Cantó aunque dibuje estereotipos. Asesores y periodistas a veces son los que marcan las normas de la partida, pero muchas otras suelen ser las meras porteras del poder político, a los que apenas se les deja traspasar el umbral del cenáculo donde se cuece la historia y basta con invitarles a comer. Hay algún pasaje trillado „la cita de Churchill o las menciones al arte de la guerra de Sun Tzu„, pero quedan compensados por los logros de un texto punzante y corrosivo a lo David Mamet, incluyendo las muletillas referidas a los huevos fritos madrileños o la vibrante descripción de la excitación que produce el poder político, que no se paga con dinero.

Cantó incluye, además, las pertinentes citas al desprecio de la gestión cultural por parte de los políticos. Su camino al ministerio de Cultura parece expedito si Ciudadanos alcanza el Gobierno. Curiosamente, el día del estreno no alcanzamos a ver a ningún político conocido entre el público, aunque se esperaba a Rivera y su plana mayor para uno de los días posteriores en los que se ha programado al acabar la representación un «otro» debate con el público. Se anuncia, además, la venida de la obra al Teatre Talia de Valencia en cuanto pase el tifón político de las elecciones repetidas. Bienvenido Toni Cantó a la autoría.

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