Hace falta cierto valor para plantarse, como ha hecho Ximo Puig, en Barcelona, en vísperas de la guerra de l´estelada (0-1 a favor de Cataluña) y en plena sordera compartida entre los dos extremos del eje quizás más fructífero de España „el puente aéreo entre Madrid y Barcelona„ y trazar una política de colaboración con el réprobo Carles Puigdemont, basada en criterios propios: lealtad con el Estado, pero nueva financiación (y federalismo). Menos mal que el abrazo de Vergara entre la AVL y la RACV ha dado carpetazo a nuestros recios y necios contenciosos lingüísticos, al final va a ser cierto que Dios aprieta pero no ahoga. Pedro Sánchez se retrata con Puig y puede prometer y promete. Ya veremos.
El sistema comunicativo radial es el de un Estado centralista y malicioso especializado en alentar pendencias entre las piezas periféricas. Mientras, crece la presión de los vecinos de El Cabanyal o de La Punta por sus problemas y se plantea si RTVV abrirá del todo o sólo la puntita; mientras, Sri Marcos Benavent cumple con su promesa de aflorar «mierda a punta pala» (con ocasionales salpicaduras a la izquierda) y el cardenal Antonio Cañizares dice que el feminismo y la ideología de género son la principal amenaza a la familia (¿no lo será la falta de trabajo, eminencia?), Cristóbal Montoro, de la banda de sospechosos y bien pagados, beneficiarios a título lucrativo de esto y lo otro, cierra el grifo de las finanzas. Montoro, vamos a colgar tu retrato cabeza abajo, junto al de Felipe V.
Hace falta el eje mediterráneo. No es admisible un tramo de vía única entre Vandellós y Tarragona. Y, ya puestos, arreglar el trazado a Zaragoza para que no haya que empujar el tren mientras las mariposas de mayo entran y salen por las ventanillas. Pero hace falta, sobre todo, otra financiación más justa y hay que salir a la calle a reclamarla. Nuestra proyección europea se hace con y a través de Aragón, que fue el padre, y con y a través de Cataluña, que fue la madre, y el que no es hijo de alguien, pues es un hijo de puta, que diría Hemingway. Y no quiero señalar.
