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Preparados para el salto

Llevamos la intención de voto como una carga preciosa, como un capullo que va a florecer dentro la urna el próximo domingo. Y a pesar de todas las encuestas y de las tendencias, estamos todos esperando la sorpresa y no el milagro. No voy a hacer aquí profecías, ya tenemos bastantes en los medios.

Habrá sido el voto más meditado, porque hemos tenido seis meses de reflexión o más y argumentos de todos los colores y pruebas y contrapruebas. Los programas han sido sólo levemente retocados, la realidad será quien haga los retoques luego. Lo que ha aumentado el ansia y el deseo de cumplir con un deber que la democracia permite, ir y votar a quien quiera uno. Teniendo en cuenta que no hay soluciones perfectas ni panaceas para esos problemas que todos prometen acometer. A veces, lo mejor es enemigo de lo bueno.

Pero salga lo que salga vamos a dar un salto en un sentido u otro. Si lo hemos de deducir por las últimas declaraciones de los líderes de las formaciones políticas, los pactos van a ser igual de difíciles o más, lo que ya dije en pleno fregado de la legislatura más corta. Hubo esfuerzos, sí y no cuajaron y vamos a ver si en la siguiente pueden concretarse, para bien de todos y la mejor marcha del país.

Estamos preparados para ese salto, nos hemos ido haciendo la idea de que si hay solución ha de ser una novedosa, no ensayada antes, con unos componentes u otros. Y cuyos resultados habrá que ver, llegado el momento para ver si se acertó y en qué medida. Cuanto mayor es la novedad puede nacer más ilusión en unos y mayor reserva en el resto. Las expectativas se abren como un abanico y el viento sopla, calentito. El verano que viene será caliente e intenso. Aunque son muchos los que han iniciado vacaciones y felices ellos, ya se enterarán a la vuelta de lo que vale el pescado.

La urna también es una partera de la historia (y no solamente la violencia, como propugnan algunos teóricos del asalto al poder). Es un camino que abre la llave, otra cosa es como se administre una vez conquistado y para quiénes. En los grandes cambios hay beneficiarios y perjudicados. Puede que eso lo veamos aquí.

Estos últimos días se habla de los indecisos y de la abstención. Cada uno es diferente y tendrá sus razones. La cantidad de unos y otros puede decidir unos puntos que son cruciales para saber quien llevará el protagonismo de esta etapa que se abrirá desde el próximo lunes. También depende de cómo se jueguen las cartas que tengan en sus manos, si se usa la inteligencia o la osadía.

La formación de una mayoría de Gobierno es lo que es necesario y determinante. De lo contrario, entraríamos en un nuevo ciclo de teatro y como ya se apunta estaríamos condenados a unas terceras elecciones (la segunda repetición sería más lamentable que esta).

Vamos pues a ver cómo ponen los votantes las cosas a los políticos, no creo que se lo vayan a poner fácil. Este examen de recuperación va a ser duro. Y no será sencillo conseguir subir la nota. Complejo es el adjetivo más usado estos días. Y va a seguir en circulación desde la misma noche del recuento, me temo. Posiblemente desde el viernes próximo respiremos más sosegadamente o estaremos en plena tormenta perfecta.

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