Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Hora de la política

Toca política con mayúscula tras los resultados del referéndum británico del jueves 23 y los de las elecciones legislativas españolas del domingo 26. Una semana que posiblemente no olvidará la ciudadanía que se identifica con Europa , con los valores democráticos.

La hora de la política. La herramienta que canaliza de forma pacífica la gestión de los conflictos de convivencia como los suscitados en las dos convocatorias. Por supuesto que olvido de modo consciente las causas que han conducido a una y otra.

Del referendo británico, interesan más las consecuencias tanto las internas del Reino Unido con repercusión en otras partes del Continente como las que se imponen a la Unión Europea. En secuencia lógica las que nos afectan, singularmente al País Valenciano.

La alegría con que el resultado británico ha sido acogido por la extrema derecha y algún despistado indígena debería hacer pensar a todos. Le Pen, Wilders, Höfer junto con un redomado embustero como Farage -cualidad reconocida por él mismo-- , saludan alborozados el fin del proyecto europeo, es decir el posible éxito del fascismo de forma moderna en toda Europa. Consecuencias internas en el Reino Unido: Irlanda del Norte, Escocia, reivindican una posible secesión para permanecer dentro de la Unión Europea con los resultados electorales primero y los del referendo ahora.

En casa está por analizar con sosiego el efecto sobre el turismo, el sector inmobiliario, el financiero, el exportador sobre las empresas y los miles de empleos que dependen de estos sectores. Apunten Benidorm, la Vega Baja, o las exportaciones de toda suerte cuyo destino es el Reino Unido. No piensen en la temporada turística 2016: reservas confirmadas y pagadas.

Desde los albores de las instituciones europeas, de la causa de su nacimiento „el doble fracaso de dos guerras mundiales y alguna más de crueldad indescriptible como la española„, la salida es más Europa. Con la oportunidad que favorece una crisis de estas dimensiones: más democracia, más control, más rigor, más liderazgo. Caso contrario asistiríamos a una voladura incontrolada, suicida, a aquello que desean los alegres compinches citados.

La armonización fiscal compatible con un déficit que no ahogue, que contribuya a la solidez de la moneda única. Hacer frente al alud migratorio sin el recurso a la demagogia xenófoba. Contribuir a la estabilidad y la recuperación económica en la globalización sin el secretismo culposo del TTIP. Redefinir los grandes programas de la PAC a los Fondos estructurales.

Todo ello requiere liderazgo. De los estados, de sus dirigentes. Topamos con un imprevisto. A quien corresponde es a Alemania, a Francia, a Italia, tres de los fundadores. La locomotora económica alemana no tiene correspondencia política, en parte lo impide su propia historia en el Continente a lo largo del siglo XX; Francia está sumida en fuertes contradicciones internas; Italia y Renzi podrían ser los elementos creativos de una nueva etapa europea. Polonia ha apostado por un nacionalismo de final incierto. España ha de formar gobierno y cualquiera que sea temo que no se proponga iniciativas ambiciosas.

Ello pese a que alguna parte del éxito relativo de nuestra derecha el 26J se deba al refugio de una parte del electorado ante el temor de contagio británico.

Los todólogos de guardia ya han definido estos días el balance electoral y las líneas de formación de gobierno. Gana PP, se mantiene PSOE, se hunde la coalición UP y se da el batacazo Ciudadanos. El silencio sobre los demás es clamoroso, ERC, CDC, PNV resultan incómodos para las simplificaciones tertulianas. El gobierno, claro, del PP con la cooperación necesaria, voluntaria o no de PSOE, C's. El programa, más de lo mismo: austeridad, ausencia de reformas en el modelo territorial, ausencia transparencia --las urnas absuelven tanto o más que el confesionario o la magistratura--, profundización de la desigualdad, precarización del empleo, son algunos objetivos que se han verbalizado en las jornadas postelectorales.

Es una simplificación sin duda alguna. Se requiere un gobierno estable, con objetivos compartidos por todos, que aborde los problemas pospuestos de manera recurrente. Se necesita elaborar una nueva cultura del compromiso y del pacto, en el sentido más democrático del entorno europeo que exige una sociedad madura con retos considerables aplazados de manera poco constructiva.

La recuperación económica demanda un nuevo marco para la economía productiva, unas relaciones laborales contra la precariedad y a favor de la igualdad de género, de edad, de capacidad. De la misma manera que se debe acabar con la economía sumergida, el fraude fiscal, las mordidas, las malas prácticas establecidas por años de lenidad y tolerancia.

El reparto del poder territorial ha de ser revisado. Existen los mecanismos como subrayan A. Boix, X. Bastida, J. Cagiao y otros ( El encaje constitucional del derecho a decidir, Catarata, Madrid, 2016); los mismos resultados electorales de 26J con casi dos millones de votos lo aconsejarían de por sí.

Las propuestas de cambio expresadas por el electorado no incluido en las combinaciones gubernamentales suma más del 55% de los votos. Un gobierno responsable, debiera atender, escuchar, e incorporar a través del parlamento muchas de las aspiraciones propuestas, antes que la desafección política alcance a todo el sistema.

Con la reserva ya expresada, queda la agenda europea, apenas presente en las campañas electorales de diciembre y junio salvo el inesperado giro del Brexit. Capítulo que requiere del compromiso de todos para negociar con el resto de los socios temas tales como la armonización fiscal, las migraciones, la desconexión del Reino Unido, el TTIP, y elementos que nos parecen tan cotidianos que no se les presta atención como la PAC „fundamental para territorios como Andalucía, Extremadura, Aragón, los receptores básicos de los 4 500 millones de euros„, las políticas de sostenibilidad medioambiental, los Fondos Estructurales a veces aplicados a fines discutibles para la UE.

En nuestro caso de manera inaplazable, urgente, el corredor ferroviario del Mediterráneo

La hora de la Política, en efecto a ambos lados del Canal y al Sur de los Pirineos.

Compartir el artículo

stats