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Maite Mercado

Lágrimas enlatadas

Deben pensar en Telecinco que no hay dos sin tres y vuelven a intentarlo con «Hable con ellas», que como dice una amiga, debería llamarse «Hable de ellas».

El formato ha sufrido una adaptación circunstancial que busca exprimir el morbo de un personaje en «el candelabro» „Mazagatos, no te olvidamos„, una tal Alba Carrillo que ha contado en las revistas su separación de un tenista, Feliciano López, como antes contó otra de un piloto de motos.

Así ha conseguido un puesto de presentadora en el programa coral, tampoco nada nuevo. Recordemos que desde el principio se contó con Rocío Carrasco. El desamor de la una y la boda de la otra eran los ganchos de un regreso que no consiguió mucha audiencia, entre otras cosas, porque se equivocaron al empezar con la antaño Rociíto, siempre aburrida.

Mientras la fría hija de «la más grande» moría de amor («sic») y no decía nada, la ex de Fonsi Nieto estaba como ausente. Pero le llegó su hora. Y vaya si la aprovechó.

En una especie de terapia de pijama encima de una cama, la despechada rubia lánguida se desahogó. Lo soltó todo y lloró y lloró. Lágrimas negras de «rimmel» corrían por sus mejillas en un momento de exhibicionismo sentimental que dejaba al personal ojiplático.

Pero entonces se notó que estaba grabado. Gran decepción porque en estos «shows», el directo lo es todo, es «La Verdad» en televisión. Ni siquiera era su primer no aniversario de boda, cuya bochornosa recreación tuvo que aguantar.

El espectáculo siguió pero una no podía más, exhausta de tanta intensidad y con mi palabra nueva del día, encima en inglés: «starfucker».

Para la próxima emisión, o cambian el enfoque o nos preparamos para un desnudo emocional de Sandra Barneda. O de la señora del barrio de Salamanca. No llegan a agosto.

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