Pensaba que toda la tralla veraniega se resumía en el accidentado y enlatado estreno de «Hable con ellas», pero todavía estaba por venir el retorno de Sara Carbonero a la televisión.
Su regreso es noticia porque ella es la reina de las parejas guapas de deportistas que se convierten en tendencia televisiva. Lo es por encima de otras colegas de cadena, porque a Lara o Alba, sus ex chicos no les besaron nunca en directo ante media España y eso junto a muchas portadas y un blog de moda, suma mucho.
Profesional y correcta en su especialidad que es el «prompter», no es que transmita mucha pasión en sus entradillas, pero sus ojos son apasionantes. «Quiero ser» es la evolución natural de la presentadora atractiva, de los deportes a un programa de belleza, no podía ser de otra forma. El espacio podría emitirse perfectamente en Divinity, pero como en vacaciones todo vale, ahí esta, servido en bandeja a la hora de cenar para una mayor audiencia, o menor porque el estreno fue flojo.
Como parte del 9,9 % de espectadores que asistió al estreno, os puedo decir que aprendí cosas tan interesantes como que no es bueno alimentarse sólo de ensaladas y que conseguir un efecto ahumado en los ojos es muy fácil. Pero además, el espacio profundiza extensamente en las mil y una formas existentes de lanzar puñaladas verbales a la cara y también a la espalda. Era previsible, el léxico no es el fuerte de unos y unas aspirantes a estilistas que no llegan a estirarse de los pelos aunque poco les faltó. A alguna de ellas la sitúo más en un mercadillo que en una «boutique» y todas, en conjunto, me hicieron echar de menos aquel «Supermodelo» que tantos momentos buenos me regaló en la post adolescencia. Si buscáis y amáis la moda como arte y cultura, buscad a «Nieves Álvarez» en La 1, porque aquí lo único que vais a encontrar son chonis entre discusiones y extensiones
