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Viviendas para el Cabanyal

El Cabanyal todavía puede ser un modelo de renacimiento por parte de ediles cultos y conscientes de que la ciudad es una empresa de los ciudadanos y no de los especuladores. El Cabanyal no sólo necesita dinero, sino personas. Repoblar el barrio ha de ser el fin último del plan que hay en marcha, con el nombre de Va Cabanyal. En este momento, sólo 20.000 personas habitan un barrio que tiene una capacidad para 30.000. Esta semana hemos conocido que la Unión Europa y el Ayuntamiento invertirán 30 millones en el barrio. A ellos habrá que añadir otros 30 de diversos planes, como el Confianza y el ARRU. En definitiva, 60 millones están bailando. Y aunque la cifra suene elevada, es relativa, si no viene acompañada de imaginación. Serían necesarios unos 65 millones sólo para restaurar todas las propiedades públicas que allí dejó en herencia el PP, cosa impensable ahora mismo.

Ante este panorama conviene maniobrar con inteligencia y coordinación política, ya que el dinero no será suficiente. Es más, según se invierta, puede ser hasta contraproducente. De hecho, si se empieza a mejorar el asfaltado de las calles, por ejemplo, lo único que se conseguirá será aumentar el precio de las casas y tal vez ese no sea el inicio del círculo virtuoso, si se quiere repoblar el barrio. Posiblemente, lo más importante sea invertir en viviendas, facilitando el alquiler a los jóvenes. París, por ejemplo, ha limitado el precio. En El Cabanyal se podría hacer lo mismo. La Ley por la Función Social de la Vivienda quizá pueda ser eficaz. De hecho, en la ciudad de Alicante ya se está actuando en este sentido.

El fantasma de la gentrificación es evidente. Hay que volver a traer al barrio a la gente que marchó, de forma controlada. Hay valencianos que se desvían y evitan entrar en sus calles. En El Cabanyal existen problemas de convivencia, pero también late vitalidad sociológica.

Curiosamente, hay muchísima gente mayor y muchísima gente joven. Muchas casas con un único habitante. También hay que mejorar el tejido comercial, efervescente en El Canyamelar, nulo en El Cabanyal. En resumen, conviene redactar una estrategia global y sostenible, que tenga como base a las personas. El Cabanyal pide ser un barrio normal, dentro lo que extrarordinario que es un barrio único, declarado como BIC.

Si el Ayuntamiento, con el anterior gobierno, en lugar de ser una empresa constructora al servicio de la codicia de los tiburones, hubiera sido una empresa realmente ciudadana estos poblados marineros habrían sido cuidados, respetados y asumidos desde el principio como un verdadero tesoro urbano; si la ciudad se hubiera extendido de forma orgánica, como lo ha hecho, por ejemplo, Londres, habría asimilado los pueblos huertanos de alrededor respetando su alma. Pero este barrio tiene una personalidad muy fuerte, un alma muy definida, forjada contra los embates y las zozobras del mar. Para que vuelva la gente, hacen falta viviendas para El Cabanyal.

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