Mi tablilla (tablet) ni sabe ni quiere saber nada de sexo. Me inquieta del aparato la función que predice las palabras según vas escribiendo. Es como yo pero en aplicación informática y eso me hace sentir muy amenazado. A veces pongo una palabra, veo cuál es la siguiente que ofrece y sigo y sigo esperando que me escriba el artículo ella sola. Pero me lleva a un lugar común. Otras veces, predice lo que aún no he escrito. Lo desecho, claro. No se puede cobrar por opinar algo que se le puede ocurrir a una tablilla. Si me gusta hacerla escribir de sexo es porque no sabe nada.
Propones a cualquier hispanohablante «sex» y basta que sepa hacer la «o» con un canuto para que termine el vocablo. Pues en «sex» la tablilla me ofrece «sexto», que es lo mismo pero en mandamiento cristiano, o sea lo contrario. Quizá de ahí venga su aversión a las palabras sexuales. Por ir despacio, acaricio en el teclado la palabra «teta» y no la acepta hasta que la escribo. En «tet» no prevé la intención de mi mano y propone «tema» y «te ta», que ni existe. Por si tiene otra tendencia escribo algo corto: «pene». A la altura de «pen» no lo ve venir, como si llegara por detrás, pero en cuanto lo escribo le ve la intención y ofrece «penetrante». «Coño» no lo admite ni una vez escrito y vagina, sólo como algo enfermo: «vaginitis».
Paso a los prolegómenos y se pierde con «unnilingus» a partir de las dos enes. En «felación», propone Feliciano „allá él„ y acierta más en «felicidad». No es para tanto pero un momento de placer en un mundo que puede morder se parece a la felicidad. Con las palabras básicas dispuestas para empezar una relación de términos sexuales del tipo más frecuente, inicio «coito». En «coit» propone «contacto» y «contigo». Bien. Pero no me gusta su tercera propuesta „«contra»„ aunque cabe esperarla de una aplicación que anticipa «sádico» desde que escribes «sad».