Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los fiscales de 'Masterchef'

Con la venia, me declaro fan de María del Monte como «celebrity». Porque ella ha dicho en «MasterChef» lo que me reconcome en el sofá cada vez que aparecen sus tres jueces culinarios en pantalla: Que no hay que tener la cara del fiscal de «Morena Clara» para hablarle a la gente. Tal cual se lo dijo de frente a los tres estirados, antes de abandonar la versión para celebridades del programa a la segunda de cambio, harta de la actitud chulesca de los susodichos. Hasta la comparación es bonita y folclórica, referida a una película clásica y muy flamenca de Imperio Argentina. Los aludidos no lo entendieron a la primera, pero han tenido ya tiempo de sobra para averiguarlo. La cantante se ha ido del programa porque no estaba disfrutando, que se supone es el mínimo para que un personaje famoso se someta al divertimento público.

Estoy con ella. Aunque sea por una buena causa, con premios para asociaciones benéficas, no es preciso aguantar determinadas actitudes en un programa de tres horas. Eso, en grabación, puede ser un tormento eterno. En el primer programa Loles León ya tuvo un amago de pleito con Jordi Cruz, el más estirado de los jueces. La cosa no llegó a mayores, hubo reconciliación y a partir de entonces la actriz le ha dejado claro al guapo cocinero que ella con él está abierta a una relación abierta. Pero ni Pepe Rodríguez ni Samantha Vallejo-Nágera esquivan tampoco la rigidez antipática. Puede que sea su papel televisivo, pero se merecían que alguien les dijera expresamente que las caras que ponen a los concursantes no gustan y ellos tuvieran que aguantar el chaparrón. Los compañeros de María del Monte no se atrevieron a aplaudir. Yo lo hago desde estas letras.

Compartir el artículo

stats