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El parque del oeste

Considero toda la zona de Archiduque Carlos y Tres Forques como mi segundo barrio. Fue el que me acogió cuando me independicé por primera vez, y recuerdo perfectamente lo mucho que me gustó desde el principio su actividad, sus calles y su gente. La adaptación no fue en absoluto complicada. Vivía a escasos dos minutos del Parque del Oeste, uno de los más grandes de la ciudad que comparte espacios verdes con diferentes zonas de juegos para niños, fuentes de agua y actividades polideportivas. Iba con mucha frecuencia por allí. Recuerdo a los niños correr y gritar por el laberinto de los setos y los toboganes. O el sonido de la pelota cuando los vecinos bajaban sus palas y jugaban al tenis de mesa en las diferentes instalaciones al aire libre. O las porterías y canastas en la parte del fondo, muy cerca del acceso al parque desde la salida de metro de avenida del Cid, que siempre estaban llenas, hasta sus simbólicas gradas. Me vienen a la memoria diferentes actos en la explanada, o incluso algún verano donde se habilitó como cine al aire libre. Parejas, grupos de amigos y personas más solitarias aprovechando los tramos de césped para charlar, leer o relajarse.

Un parque de mucha actividad vecinal y que un mal día dejó de ser prioridad en el Ayuntamiento para caer en el abandono. La dejadez vino de los mismos que lo habían incorporado y defendido más de una vez en su programa electoral como un elemento creado por ellos mismos. Curiosa paradoja. Son pocas las veces que he vuelto por allí, pero he podido ver con mis propios ojos su deterioro y su falta de inversión. No en mejoras sino en mantenimiento. Da mucha pena ver las grietas en las fuentes echadas a perder o los setos del laberinto infantil sin podar y descuidadas. Una lástima.

Pese a su estado, los vecinos siguen utilizándolo como uno más de esos pulmones que una ciudad necesita para, precisamente, evadirse y dejar de pensar por un momento que se está en una gran urbe. El parque necesita una solución y la necesita ya. Y las quejas de sus propios usuarios parecen haber dado sus frutos. El Ayuntamiento, a través del área de Parques y Jardines, ha anunciado el comienzo de las obras para devolver a este espacio su visión inicial, esa que muchos recordamos con muy buenos ojos. Casi cien mil euros destinados a su recuperación entre obras en las fuentes y en los juegos infantiles. Es curioso que el anterior equipo de gobierno se ocupara de enviar notas de prensa vendiendo como inauguraciones de nuevos parques la instalación de un par de muelles y un tobogán (como ocurrió en la plaza del Doctor Landete en el Barrio de Russafa hace un par de años) y que dejaran de lado situaciones tan importantes como esta. La estadística manda, y parecía más interesante aquella estrategia. Por ahí podían ir los tiros.

No deja de ser una buena noticia que por fin se pueda recuperar este espacio tal y como lo conocíamos. Quizás se debería aprender de casos como este para tomar la determinación de que cosas así no deben volver a ocurrir, y que este tipo de lugares son necesarios para los barrios y para una ciudad como Valencia. Mantener el buen estado de los espacios públicos debería ser una prioridad. Por algo se empieza.

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