Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Mutación imperial

En los años setenta, mientras la URSS „al cabo una gran potencia ajedrecística„ iba comiéndose piezas del tablero internacional, lo mismo en Asia (Vietnam, Laos, Camboya) que en África (Angola, Etiopía), el imperio rival descubrió otras formas de dominio que no pasan por la ganancia territorial o el alineamiento ideológico. Roosevelt mandaba mucho, pero Eisenhower ya se quejaba del complejo militar-industrial. Kennedy o Nixon fueron mucho más poderosos que Reagan. Se pueden imaginar lo que ha quedado para Obama y Trump. Sin embargo, los medios, como si todo siguiera igual, siguen refiriéndose a la Casa Blanca como el domicilio del «hombre más poderoso del planeta».

El imperio ha mutado. Mantiene sus atributos formales y tiene un himno y un pueblo instrumental o, mejor dicho, varios a los que parasita „EE UU, OTAN, UE„pero su cambio de naturaleza no puede ser más radical y fue una obra de ficción de 1979, Shibumi, de R. W. Whitaker, una novela muy entretenida, la primera voz, que yo sepa, capaz de comunicar la transfiguración. Lo vemos en Irak, en el Congo, en Siria, en Libia: no hace falta ganar en el campo de batalla, ni tener un gobierno influido. De hecho, es más productivo el caos: el precio oficial del petróleo es de 40 dólares, pero el EI, más necesitado de numerario, lo vende por cuatro. Las innumerables guerrillas africanas ofrecen el coltán con precios a la baja: móviles más baratos.

El conglomerado multinacional de la energía, las armas y el gran dinero (más el narco y los chinos que procuran efectivo) escenifica su dominio en Davos. Los Estados nacionales son, en efecto, una reliquia pero, como en la Liga, seguimos volcados en la pelea por nuestros colores, como si nada. Los socialistas se vuelven conservadores y los conservadores, fascistas. Se alegará que los Estados sirven a las clases dominantes. No siempre: el Estado francés redujo a sus aristócratas a la condición de camareros de lujo. Los reyes castellanos ejecutaban de vez en cuando a algún noble levantisco para distracción del respetable.

Compartir el artículo

stats