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Tertulias y decibelios

Estaba intentando informarme de los chanchullos urbanísticos del antiguo ayuntamiento alicantino, cuando sin querer, me encontré en La Sexta con una pelea de palabras en la que lo importante no era el qué sino cuántos decibelios para, no me quedó claro, si conseguir la razón o el aturdimiento del espectador. El cuadrilátero era el plató del segundo AR de la mañana, el vivo, capitaneado por el carismático Ferreras que tanto éxito ha cosechado haciendo las veces de presentador, opinador y moderador. Es en este último cometido donde no consiguió poner orden entre Angélica Rubio y Pilar Gómez, chica Marhuenda. Ambas discrepaban en sus posturas, muy distantes, acerca del copago farmacéutico, el problema es que me fue imposible conocer sus argumentos engullidos por el espectáculo del ego más fuerte, más razón y más audiencia. Este es un aspecto básico si lo que quieres, como tertuliano, es mantener tu silla. Al final, las formas son muy similares a las de Sálvame, aunque ambos espacios se midan con distinto rasero a la hora de juzgar su existencia televisiva. Criticar en cualquier conversación de calle el programa de Jorge Javier, es mucho más sencillo que enjuiciar un corrillo político o futbolístico, porque socialmente está mejor visto?

Pero al final el, vocerío de Pilar y Angélica no es tan diferente al de la Patiño contra Matamoros, lo que varía es el contenido del decibelio, pero el envoltorio en el que se sirve es la mismo, espectáculo.

En la última Sexta Noche el economista Juan Torres abandonaba el plató harto de las interrupciones continuas de dos auténticos profesionales de la polémica, Inda y Marhuenda, los Mariñas y Kiko Hernández de la política. Muchos descubrieron las Américas en la red, acusando al programa de provocar semejante show. A todos los indignados, muchos seguramente ya lo estaban mucho antes con Sálvame, comunicarles que eso, de toda la vida, es hacer un Chabeli en toda regla y que el amigo Ximo Rovira ya lo inventó hace muchos años. Porque reconozcamos que las tertulias políticas de cualquier color o canal, como Sálvame, no son La Clave de José Luis Balbín pero si son una buena fuente de entretenimiento, para quien guste consumirlo.

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