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Por fin se soluciona el drama de los refugiados

Se nos debería caer la cara de vergüenza. Tantos meses quejándonos de la pasividad de la Unión Europea con los refugiados sirios y resulta que en Bruselas lo tenían todo bajo control. Simplemente estaban esperando a que murieran congelados. Es posible que no sea el plan de acción que más os ilusione, pero no podréis negar que resulta contundente. Así que venga, ya estáis escribiendo cartas de disculpa a Juncker y compañía. No es que miraran a otro lado, es que estaban pensando a largo plazo. Algún día entenderemos que nosotros no sabemos lo suficiente de alta política como para ponernos a cuestionar las sutilezas de las crisis humanitarias.

Quizás en un primer momento no se tuvo en cuenta que los recién llegados eran tipos duros: habían sobrevivido a las bombas, los tiroteos, las mafias y los naufragios, no iban a fallecer tan fácilmente sólo porque les estuviéramos haciendo vivir en condiciones pésimas. Por suerte, una ola de insoportable frío ha llegado a los campos de refugiados para echar una mano a los Estados miembros de la UE y poner las cosas en su sitio. En tumbas, concretamente.

Vaya por dios, qué mala pata. Miles de personas amontonadas en tiendas de campaña cubiertas de nieve, sin calefacción, electricidad o agua caliente y con temperaturas bajo cero. La meteorología es malvada y castiga siempre a los más vulnerables. Ojalá tuviéramos, no sé, un montón de países llenos de edificios calentitos donde albergar esa gente. Ojalá hubiéramos sabido que se avecinaba el invierno. Pero en fin, habrá que permitir que fallezcan de pulmonía y nos dejen en paz. Eso sí, de vez en cuando les daremos mantas, es un detalle bonito, a todo el mundo le gustan las mantas. ¿Acaso a vosotros no os gustan las mantas?

Al menos, hemos comprobado que nuestros dirigentes cuentan con unos principios sólidos e inquebrantables. Hace tiempo decidieron que la mejor opción era no hacer nada (el rajoyismo es contagioso) y en ello están. Se enfrentaron a las críticas de las ONG y a las protestas de parte de la ciudadanía, pero les dio igual. A pesar de sentirse incomprendidos, perseveraron en su sueño de un continente libre de niños traumatizados por la metralla. Apostaron por él con todas sus fuerzas. Sin tener en cuenta los límites más elementales de la decencia humana ni el sufrimiento causado a civiles inocentes que huyen de la guerra. Y parece que el sistema les empieza a funcionar. De momento ya han muerto por hipotermia varios demandantes de asilo. No, muchos, la verdad, el ritmo de exterminio está siendo bastante lento. Pero tras un año de indolencia, tampoco pasa nada si aguantamos unos meses más.

Por otra parte, los genocidios son una entrañable tradición en la historia europea, se hunden en las raíces culturales de este viejo continente. ¿No es hermoso que la UE esté solucionando la crisis de los refugiados haciendo un homenaje a nuestro pasado colectivo? Dos por uno, nenes. Si es que esta gente lo tiene todo pensado, que han hecho cursos de postgrado y hablan idiomas y tal. Apuntad en vuestro cuaderno la primera lección de 2017: si tienes mucha paciencia y pocos escrúpulos, los humanos que te estorban se acabarán convirtiendo en cadáveres casi sin que te des cuenta.

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