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Montesinos, punto de mira

Lo que alguien ha llamado «la tiranía de la novedad» puede hacernos perder de vista los valores consolidados, reduciendo la cantera de la que se aprovisiona nuestro bagaje cultural. De la misma manera que en literatura es bueno estar al día y conocer los últimos libros avalados por la crítica más exigente, pero sin que ello exima de seguir leyendo a Cervantes o Flaubert, así la moda, alerta a las novedades, vuelve también, una y otra vez, a los grandes, dedicándoles exposiciones que permitan revisarlos y estudiarlos a fondo.

Es el caso de Francis Montesinos que, a fuerza de ser moderno y haber capitaneado una fecunda vanguardia en momentos decisivos, alcanza ya un puesto de clásico hacia el que orientarse para enriquecer una experiencia completa. No pocas han sido las exposiciones de la obra montesiniana que hemos visto en museos, teatros y lugares especiales como la Lonja, pero la que ahora se encuentra en la Galería Cuatro ofrece una perspectiva diferente de su universo creativo.

Distintivo absoluto de Montesinos ha sido siempre sus estampados, a modo de caligrafía personalísima con la que ha ido trazando señas de identidad, admiraciones, «actas notariales» gráficas de cada circunstancia, pequeña o gran historia expresada en dibujos coloristas y exuberantes. Es probable que no se haya llegado a valorar las dificultades que conlleva su realización ni a apreciar lo suficiente la complejidad y belleza de los estampados que han signado sucesivas colecciones del autor valenciano. Figuras populares o grandes mitos artísticos -de Dalí a Concha Piquer- , temas valencianos o universales, mundo vegetal, estrellas del rock, devociones, mapas siderales... Sugestiones variadísimas que han ido poblando las sedas en una expresión singular e inconfundible. Esas creaciones insólitas, siempre distintas y siempre admirables, merecían por sí solas el rango de productos artísticos que ahora culminan su protagonismo y se reúnen en una exposición, enmarcadas como verdaderos cuadros, valiosos per se, aptos para ser exhibidos por vez primera en una sala comercial. En Galería Cuatro se recorren los cuarenta años de carrera de Montesinos a través de bocetos y estampados, desde el primero, de los años 70, hasta el último (el de las hortensias, dedicado a Asturias), en ejemplares originales o fieles copias, siempre con su firma, aptos para adquirir como toque de inusual belleza. Y es que una cosa es la moda que se inspira en el arte, y otra la que es arte por sí misma. ¡Eterno Montesinos, un clásico que no agota las sorpresas!

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