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Como en Vietnam

Georges W. Bush, Bush Niño, se nos ha hecho artista pintor y, entre sus influencias (ya saben aquellos modelos de los que sólo tomamos sus defectos) cita, el muy atrevido, a Joaquín Sorolla de quien dice seguir sus pasos, en concreto marcando el paso pues su última exposición se titula «Retratos del coraje. El homenaje de un comandante en jefe a los guerreros estadounidenses». No está nada mal para tratarse de un muchacho de buena casa que no se sabe si hizo la mili pero que, desde luego, se zafó de Vietnam y como heroico aviador de la Guardia Nacional logró condecorarse el tafanario con el florón de unas hemorroides, según el historial médico hecho público por su gabinete presidencial.

Entre las experiencias más cruentas de este Bush se cuenta el haberse operado de anginas. Bueno y dedicarse a la pintura. En este ámbito sufrirá las sevicias que le correspondan pues le aguardan los críticos: haber elegido la ofensiva del Tet o Hamburger Hill. Los críticos, querido, casi siempre te ponen a parir, también si eres bueno, ya que suelen gustarles los que son estudiadamente malos. En fin que nuestro artista ya tiene filiación pues invoca a Lucian Freud como presencia auspiciosa a titulo de maestro. Me parece muy bien que a Georges Winston le ampare alguien de la familia Freud, aunque sea el pintor.

Bush Niño, tras la toma de Bagdad, desfiló por la cubierta de un portaviones maqueado con una guerrera de aviador y armado con un pavo de goma y hasta a Norman Mailer le pareció guapo. Ahora ha dejado atrás los modelos de alta costura militar para caer de patas en el arte, de modo que al crítico Philip Kennicott le parece su pintura «sofisticada y cálida». Por pelota se merece que le regale media docena de cuadros, tal vez alguno de los retratos que pintó antes, como el de Josemari Aznar, que espero no cuelgue en la habitación de los niños. Esto acabará dando dinero. Los herederos de Churchill, que también pintaba, entregaron los cuadros del abuelito para enjugar una deuda con Hacienda, es decir para conseguir que paguen otros. Como en Vietnam.

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