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Ganó el héroe

En su primera incursión en el laberinto socialista, Teseo Sánchez ha salido vivo del choque con el minotauro, que en su último avatar era hembra y representaba el pensamiento vacío lleno de sonrisas. Recemos, ahora, por Pedro y esperemos que sobre esa piedra se edifique algo, por ejemplo la pervivencia de la socialdemocracia, tan problemática en todas partes menos en Portugal o Escandinavia: en el primer caso porque ha buscado sus alianzas donde debe -a la izquierda - y en el segundo porque sigue haciendo lo siempre: conservar el estado del bienestar que es más inteligente que dilapidarlo y decir, luego, que lo manda Bruselas, los mercados o Christine Lagarde, Piernas largas, también procesada por llenar los bolsillos de un amiguete, pero absuelta con el argumento medieval, de su notoriedad.

Pedro Sánchez incluso ha tenido un oficio fuera de la política y nóminas a su nombre, mucho antes de que tuviera alguna idea de lo que son las donaciones, las condonaciones, las astillas, las tarifas incentivadas por conferencia y las puertas giratorias. Otros llevan el culo pegado a un coche oficial desde que aprendieron a caminar (hasta el coche). Al acceder ahora a la fontanería general, perdón, quería decir secretaría general, deberá tener cuidado al abrir el grifo, no vaya a salir gas. Y viceversa. Superado este pequeño obstáculo y las quejas de la galería de retratos que flanquean los pasillos de Ferraz (que gruñen mucho las noches de tormenta), el resto, lamento decirlo, tampoco es fácil.

A diferencia de la poesía o de la mecánica cuántica, para la política no hace falta ningún talento especial, aunque un político con sentido de la oportunidad puede ahorrarnos más dolores que cien mil confesores. La historia del llamado sistema en los últimos años es más bien la patografía de una infección general de Estado por parte de la delincuencia financiera y de unos políticos, ladrones y gañanes a la vez, contentos con su destino de puta de lujo. Sí, hasta recuperar unos mínimos de pudor, seguridad jurídica y decencia en los manejos, yo también seré antisistema.

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