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Se anuncia el verano

Casi sin darnos cuenta (como siempre ocurre con el paso del tiempo) ya llevamos unos días metidos en junio. O sea, avistando las vacaciones y sintiéndonos inundar por una marea incontenible de alusiones playeras con toda la corte abigarrada de elementos que las acompañan. Ya se pusieron en pie de guerra (pacífica) las satinadas revistas multicolores para bombardearnos (pacíficamente) con bañadores, bikinis y trikinis de infinitas formas, prometernos la silueta ideal con cremas anticelulíticas y el estilo más elegante con sandalias, capazos, gafas de sol, pamelas de paja y el cuento de nunca acabar en forma de accesorios de todas clases.

La mujer de medio alcance (ni guapa ni fea, ni alta ni baja, ni joven ni vieja y con una economía sujeta al precariado en boga) se bloquea ante la avalancha. ¿Qué hacer? Sí, ya sé que, a lo mejor, está usted (no quiero tutearla) en pleno «ramadán» particular, intentando perder otro kilito, y se ha quedado boquiabierta admirando a esas tres magníficas modelos veteranas -Judit Mascó, Nieves Álvarez y Ariadna Artiles- que protagonizan, en espléndida forma física, la campaña veraniega de El Corte Inglés. Pero no se confunda. Para ellas el cuerpo es su principal herramienta de trabajo, que deben mantener en perfecto estado tal como el peluquero afila las tijeras o el escritor apila los folios en blanco.

No se atormente con comparaciones odiosas. En todo caso, recuerde a las matronas que lucen sin complejos sus opulentes carnes o los caballeros que pasean tranquilamente sus orondas barrigas desbordantes. ¿Qué supone a su lado un discreto «michelín» o una lorcita de más?... Usted a lo suyo. Las mujeres corrientes tenemos el mismo derecho que las tops a nuestra ración de sol y playa. Y en cuento a la vestimenta... Fíjese: este verano las grandes firmas han vuelto a sacar bikinis a rayas (sí; como los de aquella Eva María en la vieja canción de Fórmula V) y con anillas o cierres metálicos muy parecidos al que Andrés Sardá presentó en su colección ¡hace siete años! ¿No tendrá alguno semejante en aquel cajón que nunca abre?...¿O unas gafas con montura de color? Además, vuelven a llevarse los pendientes de aro, las criollas de toda la vida que tenía olvidadas. También puede colgarse de las orejas unas borlas de pasamanería, que por lo visto son lo último. En fin; recicle. Y decídase. Firme la paz consigo misma. No hay nada como aceptarse de una vez por todas para plantar cara al verano con la conciencia tranquila y el ánimo en alto. Que lo disfrute.

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