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Es hora de sacudirse la tutela norteamericana

Si, como dice el refrán "no hay mal que por bien no venga, " con un político tan despótico como errático en la Casa Blanca ha llegado por fin la hora de que Europa se sacuda la tutela norteamericana.

Eso es al menos lo que han dado a entender la canciller federal alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, quienes no consideran a los Estados Unidos de Donald Trump un socio fiable.

Para ambos políticos de centroderecha, Europa debe dar un paso al frente y tomar las riendas de su propio destino, con todo lo que ello entraña sobre todo en materia de defensa comùn.

En el mundo hobbesiano que ve Trump, no hay aliados, sino países que persiguen cada uno por su lado sus propios intereses y sobre todos los cuales Estados Unidos debe siempre prevalecer.

Una frase de Merkel ha dado la vuelta al mundo - "Los tiempos en los que podíamos fiarnos totalmente de otros parecen haber quedado algo atrás"-, y aunque la canciller la pronunció en un acto pre-electoral en Baviera, no hay que dudar de su sinceridad.

Es cierto que los socialdemócratas quieren hacer de la política exterior alemana uno de sus principales caballos de batalla electoral porque en algunas ocasiones les dio dado resultado y la canciller no está dispuesta a dejarse comer el terreno.

Pero una política fría como Merkel tenía motivos para mostrarse indignada: nunca exhibió tanta hostilidad un político estadounidense hacia los alemanes como Trump, quien llegó a tacharlos de "malos, muy malos" en referencia al superávit comercial que mantienen con su país y que ése dice no estar dispuesto a tolerar.

Que Merkel, crecida en la antigua Alemania oriental y que siempre ha valorado el papel de Estados Unidos como líder del llamado "mundo libre", haya llegado a esa conclusión sólo significa que las relaciones transatlánticas han alcanzado un punto de ebullición.

Al mismo tiempo, con Emmanuel Macron ha llegado al palacio del Elíseo un admirador confeso del país vecino que se ha rodeado de un equipo de colaboradores, incluida su ministra de Defensa, que hablan alemán y conocen muy bien la psicología de ese pueblo.

La decisión británica de abandonar la UE puede de hecho facilitar la creación de una futura defensa europea, pues Londres, mejor aliado siempre de Estados Unidos que de sus socios continentales, habría hecho sin duda todo lo posible por bloquearla con su veto.

Hasta ahora eran en efecto siempre los británicos y los países del antiguo Pacto de Varsovia, convertidos en miembros de la OTAN, quienes se oponían a una mayor integración militar europea.

Pero incluso estos últimos parecen más receptivos a esa idea sobre todo después de que en la última cumbre de la OTAN, Trump no se comprometiera oficialmente con el famoso artículo 5 de esa organización militar.

El artículo en cuestión obliga a los miembros a una defensa conjunta en el caso de cualquiera de ellos se vea atacado, pero Trump, lejos de reafirmar su compromiso, se limitó a exigirles a todos que aumentan el gasto militar. Él sólo entiende de números y de negocios.

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