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Belén ¿me entiendes?

Revuelo mediático en el Planeta Rosa: Belén Esteban ha tumbado por KO judicial a su representante, y sin embargo examigo, Toño Sanchis (que no Sanchís, que manía tienen en Madrid de acentuar la í final). Lo contaba Joaquín Prat Jr en el programa de Ana Rosa ante la propia AR quien remachó : «Toño tiene un problema no sólo económico, también de credibilidad». La Princesa de las Mañanas (discúlpenme, la Reina siempre será mi Mari Tere Campos) ya se las tuvo bien tiesas con el presunto manager trincón. Presunto lo de manager, lo de trincón es seguro, lo dice la sentencia. Fue a resultas de una tertulia cotilla matinera en la que Toño sembraba la duda de la paternidad de Andreíta. La Quintana le fue para encima con un tajante : «Hay cosas que no se pueden tocar, no todo vale». Hete aquí precisamente uno de los mayores dilemas de circo rosa, dónde se ponen los límites y quien los pone (aparte de los jueces claro está).

Volviendo a la maltrecha credibilidad del tal Toño (si alguna vez la tuvo) anoten que el propio Sálvame anuncia que va a vetar al representante de la Esteban. Se deben sentir engañados por los ratos en los que le han dado bola, incluyendo a mi querida Lydia Lozano que no crean, no es tan ingenua como parece. Permítanme que dude que ejecuten el cacareado veto, las fronteras entre el no y el si en este negocio son muy difusas. Le han hecho fiesta a la colaboradora telecinquera en su programa poniendo en evidencia los 400 mil del ala que le tiene que pagar Toño, quien ya ha anunciado recurso y demora en el abono. Lo que el juez da por probado es que el manager se quedaba con la mitad de la pasta cuando le correspondía un 20%, que ha falsificado firmas y otros tejemanejes hediondos. Andreíta pronto cumplirá 18 años, es una niña hacendosa, estudiante y discreta al parecer. Punto maternal a favor de la Esteban cuyas reprimendas a la criatura por no cenarse el pollo en su apartamento de Benidorm forman parte del imaginario patrio. A penas tendría la chiquilla un añito cuando Belén visitó el colorido plató de la «Tómbola del mundo». Llegó tras una llamada telefónica en directo en la que recuerdo puso a caldo por primera vez en un medio de comunicación al padre de su criatura, el torero recreativo conocido como Jesulín de Ubrique.

Allí se plantó con un vestido ceñido color plata que más parecía un salto de cama. Una joven Belén de 26 años con la tez fresca de su lozana juventud. Nada que ver con la cara de boxeador que se le ha quedado a cuenta de exagerar los liftings y los consumos estupefacientes que ella misma ha confesado (Me cuenta mi querida Ana G. Rivera que esa cara de boxer que se les queda a las famosas es por culpa de los excesos estéticos, como a Donatella Versace). Levantaba ese dedo acusador contra el clan Janeiro y clamaba como un rayo contra quien osara toser a su niña. Les dio un auténtico repaso a todos pero sobre todo me fascinó su manejo maestro de los silencios, de los tiempos para luego inflamarse cual queroseno.

Ha sido la de Paracuellos una tertuliana con propulsión a chorro, una comentarista de alto voltaje y popularidad desmedida pero ahora que le ha dado la razón la justicia piensa en dejar la tele. Los platós queman mucho Belén, tu lo sabes bien aunque al tiempo abultan las cuentas. Ahora bien, si hay que creer a la propia Belén ella está en esto del entertainment por su hija, que si por ella fuera lo que le hubiera gustado es una faena de barrio «Me encantaría ser cajera» ha llegado a afirmar la Esteban. Aún estás a tiempo Belencita, cualquier cadena de supermercados te ofrecería un puesto de inmediato en su línea de cajas. Cómo luciría tras la cinta sinfín esa Esteban, con su uniforme y su desparpajo. Aunque apuesten a que tal cosa no ocurrirá, entre otros motivos porque resulta más rentable hacer pucheritos y lagrimear bajo los focos salvadores. Esto es lo que hay Belén... ¿me entiendes?

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