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Ideología de género

Los monosílabos tautológicos, con perdón, se han convertido en herramientas intelectuales (?) que lo mismo valen para denunciar el apoyo de los momios socialistas a Rajoy que para condenar la violencia de género (? ). «No es no», dicen. Aunque los monosílabos tautológicos por oposición falsa -«sí o sí»- también gozan de buena salud. Algún día ingresaremos en el lenguaje articulado y puede que en la lógica formal. La repugnancia que causan los ataques sexuales contra mujeres, a menudo en cuadrilla de cretinos aguardentosos, no pueden hacernos olvidar un principio del sexo, la seducción y el thriller: nada es lo que parece y un si-es-no-es planea sobre cualquier situación prometedora desde que el mundo es mundo. Y que se jodan los puritanos-as.

Hace muchos, muchos años, en una lejana galaxia franquista, a mi amigo J. se lo ligó una artista. Como las cosas sucedían a una velocidad excesiva para un debutante, mi amigo le dijo a la galana: «¿Podemos hablar?», asumiendo él el clásico papel de doncella anhelante pero insegura. No, no hubo aplazamiento ni perdón: cayó allí mismo pues la artífice tenía en el taller, entre otras cosas, un magnífico falo en terracota. «¿Qué es?», preguntó J. «La fuerza del proletariado», contestó la desahogada. Nada importante, pero sí muy necesario para recordar que no puede haber ni sexo, ni literatura, ni periodismo (ni falos, en terracota, bronce o epoxi) sin libertad de lenguaje.

Una libertad que te negarán los doctrinarios, como le pasó a Jorge Cremades, el cómico a quien crucificaron por unas declaraciones que luego matizó adecuadamente. Los pajilleros de la indignación tenían víctima para su ordalía y no iban a soltarla, aunque ahora un estudio de la UCLA dirigido por Lara Stemples, ha concluido que las agresiones sexuales de mujeres a otras mujeres y hombres «son más frecuentes de lo que se creía». No sólo en las cárceles. Bueno, Medea ya llevaba dos milenios matando a sus hijos en un ataque de cuernos. La ideología de género (?) es como las venéreas: inevitable. Se cura con franqueza (con el doctor) y con ideas.

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