Acabando con la evapotranspiración planetaria, los datos aportados a través del servidor Giovanni, auspiciado por la NASA, se han dividido en dos períodos de unos 30 años: 1948-1979 y 1980-2010. La diferencia es incluso negativa, -0´0001 gramos/m2/segundo, aunque en un mundo más cálido debería aumentar. El mínimo, -0´0053 gr/m2/s, localizado en el sur de Angola, cerca de su frontera con Namibia, se opone a un máximo, +0´0042, ubicado en una cresta desde Bahía Blanca, en la Patagonia argentina, hasta las llanuras bolivianas de Santa Cruz. Buena parte de Europa observa valores positivos, sobre todo, en su zona central, con tendencia a disminuir hacia oriente. Allí, Siberia dibuja subidas y bajadas a modo de parches. En China una dorsal positiva se extiende desde Shangai tierra adentro, rodeada de cifras descendentes. Éstos, al norte, aíslan los ascensos de las Coreas y Japón; y por el sur enlaza con el sudeste asiático e Insulindia, en su mayoría caracterizados por reducciones. En la India, la costa del mar de Bengala con valores positivos, se opone al resto del país. Y en Australia, parecidos contrastes entre el centro de la isla-continente y sus periferias, especialmente, la oriental más poblada, donde los valores negativos trascienden la Gran Cordillera Divisoria y se internan en el árido Outback.
En España el norte cantábrico aumenta, mientras que el resto disminuye, en un mapa muy diferente al presentado en el informe ministerial sobre los impactos del cambio climático en los recursos hídricos. Llamativos son los descensos de evapotranspiración en áreas climáticas marcadas por su fuerte pluviometría, caso de territorios monzónicos, buena parte de la Amazonia, parte del África ecuatorial y tropical o el este de los Estados Unidos.
