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José Sierra

Biotecnología para remediar el planeta

Un interesante artículo de Víctor de Lorenzo publicado en «Microbial biotechnology» y descubierto para nosotros por Andreu Escrivà, vuelve a plantear el uso de la biotecnología aplicada a la resolución de los principales problemas ambientales a los que se enfrenta la humanidad, incluido el cambio climático. El autor describe siete procesos microbianos que anticipa como «claves». Algunos son una realidad derivada de experiencias negativas como la tragedia de Bophal, el uso del «agente naranja» en Vietnam o el accidente del Exxon Valdez; otros exigirán todavía un considerable esfuerzo de investigación y una inmensa creatividad científica y técnica. No obstante no duda de que la biología sintética puede ayudar enormemente en estos esfuerzos y, según el autor, impulsar «un salto cuántico» que nos permita resolver problemas que parecen «intratables» ahora. El autor sostiene que gracias a las investigaciones iniciadas hace 30 años sobre las interacciones entre microbios y contaminantes , tenemos ahora muchas opciones técnicas para tratar con éxito e «in situ» las consecuencias ambientales de la contaminación. El despliegue de estos medios, bacterias, asegura, tiene más que ver con decisiones políticas que con problemas científicos.

Sobre el CO2, Víctor de Lorenzo, recuerda que un incremento de la temperatura puede hacer de la Tierra un lugar inhabitable. La Biotecnología Microbiana puede aportar mucho al desarrollo y propagación global de vías de captura no fotosintéticas de CO2. Dentro de líneas de investigación que para muchos pueden rozar lo milagroso, los microbios pueden también ayudar a combatir la desecación del planeta; a limpiar (por inertización y hundimiento) los residuos plásticos en los ecosistemas marinos; a eliminar los productos farmacéuticos y disruptores endocrinos de las cadenas tróficas y hacer posible su biodegradación; aumentar la fijación biológica del nitrógeno; recuperar el fósforo diluido en ecosistemas y sedimentos marinos, etc.

Para quienes creemos en la ciencia y en los científicos, el contenido de este artículo es una puerta abierta a la esperanza en la resolución de problemas que la humanidad ha creado y ha sido incapaz hasta ahora de resolver por vías convencionales. Sin embargo, «crear» microbios o modificarlos «ad hoc» nos produce al mismo tiempo un rechazo casi visceral, un miedo atávico. Nuestras expectativas son enormes, aunque solo a la altura de nuestros temores.

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