La desidida tradicional del Valencia CF con su patrimonio cultural ha llegado al extremo de que nadie sabe dónde están los banderines de las dos finales de Champions disputadas por el club en 98 años de historia, la de 2000 y 2001, como destapó Vicent Chilet en estas páginas ante el asombro de la mayoría de los aficionados. Más que nada porque no estamos hablando de los años 20 del siglo pasado sino del arranque del XXI y de dos partidos capitales en la narrativa de la entidad.
La labor de la Fundación del club en estos últimos años y la de la Asociación de Futbolistas va encaminada a reparar ese meninfotisme dentro de lo posible. Pero es imprescindible que el club, ahora que el proyecto deportivo parece tomar velocidad de crucero, impulse definitivamente el Museu y eso pasa por acabar de una maldita vez el estadio nuevo.
Hay coleccionistas con material muy valioso dispuestos a cederlo a la sociedad de Mestalla. Vicente Balanzá, Pepe Peirats, Pipo Arnau, Patricio González y Pablo Sánchez Torrella ya han firmado un documento con la Asociación de Futbolistas por el que se comprometen a ceder sus tesoros. El de Pepe Peirats, por ejemplo, es una joya guardada durante años en su museo de Betxí.
Balanzá, que fue jefe del presnsa del VCF y delegado durante más de 20 años, guarda las fotos originales de Finezas de La delantera eléctrica, de la Copa del Generalísimo del 67 que entrega Franco a Roberto Gil y una del homenaje a Puchades ya entregada a las sobrinas del mítico centrocampista de Sueca tras su fallecimiento en 2013. En la imagen de arriba, Balanzá posa con la bandera que sustituyó en los noventa a la original, de 1924, recientemente recuperada por los Veteranos tras una donación anónima.
El músico de Paterna Sánchez Torrella, por su parte, entregaría la partitura original del Amunt València, el himno que creó en 1993 y que tanta aceptación tuvo. Todos parecen dispuestos a participar en la recuperación de un desprecio imperdonable.
