Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cualquier tiempo pasado fue pasado

Descubro sorprendido que en la plataforma televisiva en la que estoy abonado, han incluido un canal dedicado exclusivamente a Bond, James Bond. Solo se han hecho veinticinco pelis del agente con licencia para matar, así que supongo que las repetirán incansablemente hasta que nos las sepamos de memoria. El otro día, mientras hacía zapping, vi que estaban emitiendo «James Bond contra Goldfinger». Esta fue un éxito en los sesenta, y a los niños no nos dejaban verla porque salía una mujer desnuda pintada de dorado, o sea que no se le veía nada, pero entraba en juego la imaginación, y eso, todos lo sabemos, es lo más peligroso. Cuando finalmente nos colamos con la pandilla para verla en un cine de barrio, flipamos con las aventuras del espía británico. Y la chica dorada acompañó nuestros sueños durante varias noches.

El otro día casi me da un ataque de risa. Sean Connery, tan magnífico actor más tarde, luchaba, era torturado y amaba, sin añadir una sola arruga a su traje. Las peleas eran tan de cartón piedra, que en el mismo tiempo que empleaba el bueno de Connery en dar un mamporro, en las pelis de hoy Daniel Craig podría matar a cinco sicarios y tomarse un Martini mezclado, no agitado.

Y esto me hizo reflexionar sobre hasta qué punto podemos fiarnos de nuestros recuerdos. Quizás no fuimos tan delgados, ni nuestro pelo tenía tantos rizos. Quizás nuestro vientre nunca fue plano. Quizás nuestra vida no tuvo nada especialmente reseñable, como para ir por ahí dando lecciones a nuestros hijos. ¿Nunca les habéis dicho que ellos no han conocido los «guateques» (¡qué palabra más «vintage»!) y que esos sí que eran fiestones? ¿Nunca os encontráis paseando por el Barrio del Carmen de València y pensáis que era mejor cuando parecía Beirut y no ahora, víctima de la gentrificación? Ver «Goldfinger» me hizo sentir mayor, pero saberme tan alejado de esa estética y ser capaz de tener esta reflexión, me devolvió el buen humor. Ojo, esto no es bueno ni malo, es lo que es. No está mal ver de vez en cuando una peli de nuestra juventud, para darnos cuenta de que el mundo gira, el tiempo pasa, y es ridículo quedarse anclado en el pasado.

Compartir el artículo

stats