Hay un tiempo para cada cosa y ahora toca vino, vino nuevo. En cuanto siento en la cara el primer fresco me entran ganas de trepar riscos y ese atavismo me lleva a dar con otras cabras, con las que coincido sin llegar nunca a reunirnos (eso es de ovejas), como es el caso de José Soler Carnicer, el más veterano de nuestros escritores de cimas que trae y me regala su nuevo libro: Conversaciones en la cumbre ¿Por qué se escalan montañas? Bueno, reconozco que pocos valencianos se hacen esa pregunta, que te la cambiarían, la montaña, por una loma o, mejor aún, por un huerto. Se la hizo, pongo por caso, el poeta alpinista Paco López Barrio que arriesgó (y perdió) su puesto en Canal 9 por escalar el Everest, pues bueno era Amadeu Fabregat con las defecciones expansivas y épico-líricas.
Y así llego a Joan C. Martin que nos llevó el otro día de cata a El Corte Inglés. Joan siempre viene repujado de saberes y apetencias geográficas, como si fuera don Carlos Darwin a bordo del Beagle o Alexander von Humboldt en el Chimborazo que, como trabajó para España, no tiene estatua: por extranjero. Joan, que es la única persona que conozco capaz de soltar el nombre gaélico completo del cineasta John Ford sin que se le corte el aliento, nos demuestra que supuestos alardes de la tecnología vinícola tienen más años que Jericó. Para exportar a Inglaterra, los bodegueros de Burdeos usaban pipas de 220 litros y añadían cinco litros de monastrell de Alicante o de Carló de Benicarló, un litro de mosto fresco y un litro de aguardiente para redondear el mejunje, darle cuerpo y color. Coupage. Disfrutamos del monastrell: MO (Salinas) y Barranc del Manyà reserva (Monòver).
Paseando, hace unos días por los viñales en torno a Almansa, vi que la mayoría de los racimos ya estaban cortados. La uva y España (la mala uva), van bien, gracias. Almansa tiene en su terroir la mayor concentración mundial de garnacha tintorera y muchas son ecológicas, lo bio está de moda y Biocultura llega a Fira de València. Beberé el vino nuevo en una cuerna de uro.
