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Casa de pájaros

Hubo un tiempo, en mis orígenes, en que los únicos que salían al campo con unos prismáticos colgando eran los colombaires. Ahora ya tenemos ornitólogos y empresas de observación. Ornitólogos como Virgilio Beltrán (Actio birding. 666 078 893) con quien fui a la 97.7 para que nos entrevistara la guapa Ata. En un país en el que sólo se avistaban suecas u ovnis (los panolis), tiene su mérito pues, antes, se distinguían dos tipo de árboles: los que producen naranjas y los que sólo crían pájaros, que también se pueden comer previa caída en el parany. El último que utilizó la metáfora del árbol como casa de pájaros fue el conocido poeta catalán Jordi Pujol después de que le brotara, repentinamente como quien dice, un quiste de muchos quilos a la altura de la cartera: «si empezamos a podar ramas del árbol, al final se caen todos los nidos que había en ellas». El trile como un todo orgánico.

Sí, ya amamos los árboles y los pájaros y, con algunas excepciones, hemos dejado de patear a los animales y al servicio doméstico. Civilización. Aunque no les ha llegado a todos, por lo que sea. Una vez fui a cierto servicio municipal para interesarme por los árboles de la calle Bailén y el técnico me dijo (con la seriedad del burro) que los ejemplares que no eran singulares por su tamaño, edad, significación o especie, eran simples piezas del mobiliario urbano. En una segunda consulta, ganaron sutileza, sin perder espíritu de tala: sí, el bosquecillo de Bailen tiene «cert valor ambiental i social». De momento: «aquest aspecte variarà dràsticament en el moment d´executar-se les obres del Parc Central, el qual tindrà una superficie de 240.000 metres quadrats» ¿Para qué queremos estos árboles si vamos a tener tantos?

Hablamos, en la radio, de árboles y pájaros. Los mejores corridos mejicanos están llenos de avecillas. De jilgueros, sinsontes y colibríes. Las aves nómadas inventaron el vuelo low cost y la sangre de los mosquitos como carburante de alto octanaje. Ellas vienen y se van para destaparnos la verdad de la buena: que todo muta, llega y desaparece y que somos migrantes. Sin papeles.

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