Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La solución

El empeño de los soberanistas en hacer oídos sordos cuando les cuentan las verdades nace de treinta años de un engañoso adoctrinamiento que equipara una lengua y una cultura reales y espléndidas a una independencia

Voy a hacerles un favor a los independentistas catalanes, a pesar de que no lo merecen. Necesitan tiempo para que se olviden sus mentiras y sus gestos que no van a ningún sitio. Necesitan bajar del País de las Maravillas al que se han subido para volver a la realidad: la independencia catalana no es posible (al menos en este momento), no cuenta con los votos suficientes y está haciendo un daño casi irreparable a la convivencia y a la economía. El empeño de los soberanistas en hacer oídos sordos cuando les cuentan las verdades nace de treinta años de un engañoso adoctrinamiento que equipara una lengua y una cultura reales y espléndidas a una independencia castigada y frenada durante siglos por los poderes centrales. Como si Cataluña hubiera sido una colonia. Tan es así, que ha sido necesario reinventar la historia para ajustarla a los deseos de los independentistas, que son apenas un tercio de la población. Y su núcleo férreo, no más de cien mil. Y los que los mantienen firmes son ¡los anarquistas! No puede ser que esto le esté pasando a una comunidad rica, culta, amable, democrática y ocupada en otras cosas más productivas. Pero, amigo, desde el 1-O el mal está hecho.

Es necesario salir de este callejón sin salida.

Por su parte, los otros que necesitan una vía de escape sin perder la cara son los gobernantes de Madrid. Hace años que entran al trapo de las trampas de los soberanistas catalanes. Se ponen intensos aunque realmente no saben qué hacer: ¿les mandamos el ejército? ¿Aplicamos el artículo 155? ¿Hablamos con ellos pero sin hablar de nada? ¿Los lanzamos al Tribunal Constitucional y que se fastidien? ¿Nos cerramos en banda y que venga Dios y lo vea? El Parlament catalán es ilegal, la consulta es ilegal, el president es ilegal, los métodos que esta gente utiliza son engañosos y antidemocráticos. Todo cierto. ¿Y ahora qué? He sido firmante de un manifiesto contra «el referéndum antidemocrático» como otros 4.000 seres pensantes. No ha servido de mucho. Solo nos queda una cosa.

Un poco de sensatez.

En primer lugar, se requiere que tanto Rajoy como Puigdemont desaparezcan de la escena política por incapaces. El presidente del gobierno debe disolver las Cortes y convocar elecciones (pues sí: que Soraya sea la nueva jefa). En el caso de Puigdemont, él también debe convocar elecciones, quitarse de en medio y averiguar cuál es el panorama verdadero de la política en Cataluña. Si no lo quiere hacer, que le apliquen el 155. La generosidad y el patriotismo son la madre de la democracia y la paz.

En segundo lugar, será preciso que el nuevo gobierno tome la iniciativa de reformar la Constitución en lo que se refiere al referéndum, de tal modo que se permita a las comunidades autónomas convocar y celebrar uno sobre la posible independencia de la región. Esta reforma, de acuerdo con el artículo 167 de la Constitución, deberá ser aprobada por el voto favorable de los tres quintos del Congreso y del Senado. Y luego, si lo pide una décima parte de los miembros de una de las dos cámaras, se someterá a referéndum en toda España.

En tercer lugar, una vez aprobada la reforma, una comunidad autónoma podrá convocar un referéndum en su territorio si lo aprueba un número prefijado de parlamentarios.

Para que el resultado pueda ser tenido en cuenta, será preciso que hayan votado a favor al menos un 60% de los que acudan a las urnas. Si no es así, las iniciativas de independencia deberán ser aparcadas por 25 años.

Y por fin, si el referéndum es favorable a las aspiraciones de independencia, el presidente de la comunidad de que se trate se sentará con el gobierno de Madrid a discutir las modalidades y plazos de la constitución del nuevo Estado. Yo añadiría que ese acuerdo deberá ser sometido a una nueva consulta en toda España.

Ese me parece el sistema razonable y democrático (y lento por su gravedad) de proceder y no esta patochada acelerada que hemos presenciado en los últimos tiempos. Y así, todos contentos por mucho que a la mayoría de los españoles nos parezca absurdo esto de desgajar un territorio de un Estado cuando la tendencia, al menos en Europa, es exactamente la contraria. Nadie me lo ha explicado aún.

Ah, y el asunto de los abucheos a Piqué, un chaval seriamente comprometido con la selección española de fútbol (con la que ganado un campeonato de Europa y otro del mundo), me parece tan antidemocrático como el 1-O. Si fuera el seleccionador, me pondría de acuerdo con Sergio Ramos y haría a Piqué capitán del equipo al menos por los dos partidos venideros.

Va para largo.

Compartir el artículo

stats