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Matías Vallés

El PP aplica el 155 al PSOE

Esto se está haciendo un poco largo. En el capítulo de hoy, ni Carles Puigdemont sabe cómo declarar una independencia sin La Caixa y el Barça, ni Mariano Rajoy sabe cómo declarar la dependencia con Pedro Sánchez y Albert Rivera. El artículo 155 no determina una suspensión de la autonomía, sino una paralización del Estado de las autonomías. Sobre todo, si se utiliza para amordazar a la comunidad más caracterizada, véanse los datos económicos, educativos y sanitarios. Pese a esta acreditada madurez social, se declara a los catalanes incapacitados para gobernarse con políticos elegidos democráticamente, que gozan de un respaldo en votos muy superior al obtenido por el presidente del Gobierno.

En el pronóstico del tiempo para el fin de semana, Cataluña será expulsada de España por independizarse de España. La paradoja es consustancial a la pell de bou peninsular. Curiosamente, la aplicación de un artículo constitucional que dinamita el mapa regional coincide con uno de los peores momentos del PP en el control de las autonomías. Puestos a explorar el articulado constitucional, Rajoy podría haber aplicado el 115 disolviendo las Cortes y convocando elecciones generales dadas sus dificultades para abordar el conflicto catalán.

Rajoy liquida el modelo autonómico, también curiosamente, en el momento en que los socialistas han recuperado hasta media docena de comunidades. Este atentado debería ser aceptado con resignación por la izquierda si no pudiera evitarlo, pero sorprende el entusiasmo sobreactuado y la pugna entre el socialismo y Ciudadanos por colocarse a la derecha del presidente del Gobierno. El PP le ha aplicado el 155 al PSOE, que se refugia mojigato en la «restauración del autogobierno» ausente de dicho enunciado constitucional. La Moncloa lleva la burla al extremo de proclamar en escrito oficial que defiende «el interés general de los españoles, entre ellos los ciudadanos de Cataluña». ¿Y los riojanos? El ministro de Cultura emplea el cultismo «Generalidá», y la afición se pregunta si el Sánchez encarcelado acusado de sedición se llama Jordi o Pedro.

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