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Rodrigo y el espíritu de equipo

Vapuleado por todos en las primeras jornadas de Liga, crítica y público, la única revancha de Rodrigo Moreno tras participar en la notable victoria de Anoeta ante la Real Sociedad (2-3), fue esta frase filosófica de sobre de azucarillo: «El fútbol es una noria».

¿Qué habrían dicho Enzo Pérez o Diego Alves? Rodrigo no se quejó cuando le cayeron chuzos de punta porque estrellaba sus remates contra el portero o los mandaba a la grada, y tampoco sacó pecho cuando marcó en cinco jornadas consecutivas con el Valencia además de la propina de anotar en su regreso a la selección española frente a Albania (3-0). Ese es el espíritu que alumbra el Valencia de Marcelino: la humildad por encima de todo.

Más allá de su idilio inesperado con el gol, los distintos entrenadores han valorado a Rodrigo por su compromiso con el grupo, por la capacidad de tirar desmarques de ruptura y por la facilidad para asociarse a partir de la depurada técnica con la izquierda. Voro ya advirtió a Marcelino del valor humano y futbolístico del hispano-brasileño, y el técnico asturiano redobló su apuesta por él justo en el peor momento: después de los tres primeros partidos, tres actuaciones muy discretas, para enfrentarse en el derbi al Levante, que fue cuando marcó de cabeza y cambió toda la dinámica.

En la victoria del sábado ante el Sevilla (4-0), con la presencia de Lopetegui en el palco, Rodrigo huyó de cualquier tentación egoísta y jugó más para el equipo que nunca al servir dos asistencias: la primera a Guedes (un toque de primeras para lanzar la bestial carrera del extremo portugués) y la segunda un sutil servicio con el exterior de la zurda al voraz Zaza. Su juego entre líneas, alejado de los centrales rivales, está siendo clave para quebrar las zagas rivales.

En contra de lo que indican los últimos cinco resultados, con más de cuatro goles a favor por partido, el Valencia no está ganando con la gorra, sino que supera periodos de sufrimiento en cada encuentro, como en una fase del segundo tiempo frente al Sevilla.

Es entonces cuando Gabriel Paulista se exprime para cruzarse como una exhalación que evita el remate de Muriel, dándole un oportuno relevo a Murillo. La solidaridad ha presidido cada victoria (6) y cada empate (3).

La limpieza del vestuario, completada en verano pasado, está recogiendo sus frutos en octubre. Siguiendo los consejos de Voro, Marcelino ha cuidado en la elaboración de la plantilla casi tanto el aspecto personal como el deportivo.

Los que se quedaron o han llegado a Mestalla son gente joven la mayoría, con ganas de comerse el mundo sin necesidad de pisar al compañero. Ni de sacar ponerse gallito después de dos partidos buenos.

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