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No sabían lo que hacían (pobrecitos)

Los de esta manada de la violación a la Constitución vigente, son políticos un día y comunes al siguiente, porque ellos no eran, ellos miraban, y ellos no metían mano, ellos bueno, ellos no sabían lo que hacían.

Tras las declaraciones en cascada de los grandes protagonistas de la declaración de independencia (no me refiero a la del entonces joven Estados Unidos) confieso mi asombro y mi desorientación y por tanto «je suis dupe», que diría mi admirado Diderot (a quien releo con provecho). También a Josep Pla, que en su libro Girona suelta: «Els polítics no saben mai res». Y nosotros conocemos menos lo que tienen en su cabeza, si tienen algo, hay veces que lo dudo. Yo dudo mucho.

Comenzando por la brillante salida escogida por Carme Forcadell (su fonética me tiene loco, es digna de la Norma de Juan Marsé). Y felicito a su abogado, la ha sacado de las garras, ay, del mal (el Estado es el mal, esto es mío). Ha abierto una vía -y sólo tenía una semana para meditarlo- que ha permitido reconducir todo el proceso (lo del procés están también reseteándolo). Y luego el caminante sin camino que rehace camino al desandar, Carles Puigdemont, ese varón de dolores, va y nos dice que hay otra salida y que él no era partidario ni de la Llei de Referéndum ni de la otra llei, la madre de todas las rupturas, la ley para saltarse todas las leyes. Y hay quien le ayuda, aunque ha dicho ante el juez/jueza que estaba en contra antes, a su vez y que dimitió a tiempo, por eso se pasea por ahí pero no será cabecera de cartel en la gran corrida de las autonómicas, tan adelantadas como supuse hace meses.

Y es que esta contradanza es puro Ionesco, manes de El rinoceronte. Que vi por segunda vez en el María Guerrero, por todo lo alto, y había visto en París en 1969, después de la fiesta de 1968, miren uno era así. Este piquenique en campaña electoral, o adelantado, sería tema para otro genio que va suelto, Fernando Arrabal (de nada, eres un gran chico, aunque bajito de talla).

Están ante los jueces -el expresi, ante uno de Bélgica, o de Bruselas, de momento- y los demás se reparten entre la Audiencia Nacional, el Tribunal Supremo y el TSJC, que tampoco es moco de pavo. De ahí la palinodia a coro y lo que está por ver y nosotros pendientes de la jugada, que va al ángulo o al larguero. Han de afinar la puntería y está permitido todo, hasta callar, con cierta decencia, o mentir rematadamente mal, que es lo que hacen sin rubor. Y jurarán decir la verdad., toda la verdad y nada más que la verdad. Eso en España, con democracia laxa, es posible, en Londres son 6 años adicionales de cárcel. Aunque uno, el acusado, no haya matado a nadie o ni por asomo le estén acusando de ello, por asuntos comunes. Y los de esta manada de la violación a la Constitución vigente, son políticos un día y comunes al siguiente, porque ellos no eran, ellos miraban, y ellos no metían mano, ellos bueno, ellos no sabían lo que hacían (eso le pasa a cualquier, uno mete la pata, mete la mano, y la jode, así, simplemente).

Yo no sé si habrá condena, ni cuándo, ni cuánta y cómo se repartirá, si a escote o a voleo. Pero como hay platos rotos, y un gasto que sigue, y nosotros, los paganos de toda la vida, estamos dolorosamente hartos de pagar, esos errores, esas corruptelas, bueno, ya saben, no me parece que baste con pagar 5 ó 10 millones de euros. El daño por ahora supera los 5.000 millones de euros y temo que sobrepasará los 9.000 millones de euros. «El daño está hecho», dijo el de la patronal, un poco tarde, veremos qué pagará él. O el de Omnium (no hablo de las eléctricas). O el de la ANC, gran club de encuentros en la masa. ¿Por qué hemos de pagar todos a escote lo que ellos solitos han montado/desmontado? No es justo. Ellos por delante. Ser político no es eximente, aunque la gente los tome a chacota. Reímos sí, pero que no rían de nosotros.

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