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Voro Contreras

Dave Grohl emocionado

Por alguna razón, los Foo Fighters no son mi banda favorita. Tengo casi todos sus discos y me gustan muchas de sus canciones. Además, Dave Grohl me cae de categoría (¿hay alguien a quién no le caiga bien Dave Grohl? En caso afirmativo, debe ser el mismo al que no le gustan las patatas fritas). Si aún no los he visto en directo es porque me agobia tirarme una mañana cara al ordenador intentando conseguir un par de entradas. Pero cuando pienso en qué me apetece escuchar hoy, nunca aparecen en mi cabeza los Foo Fighters y en cambio sí salen otras bandas de rock y guitarrazos. Pero no se preocupen, pese a esa inapetencia hacia los Foo, mi vida sigue siendo medio normal, como imagino que es también la de ustedes. Aún así, me van a permitir que les haga una recomendación, al menos a los lectores que tienen Netflix (que si no tienen, tampoco pasa nada. Su vida también seguirá siendo medio normal). No se pierdan el documental 'Foo Fighters: Back and Forth' en el que se repasa la historia de la banda desde que Dave Grohl la concibió como una vía de escape al bajón musical y anímico que le supuso la muerte de Kurt Cobain y la consiguiente desaparición de Nirvana, hasta la grabación en el garaje de la casa de Dave del álbum 'Wasting light' en 2011. Recomiendo el documental por varias cosas, entre ellas la de la oportunidad de repasar la trayectoria de la que ya es una de las bandas de rock más populares de los últimos tiempos. Pero sin duda «Back and Forth» mola por los tres momentos en los que Dave Grohl se emociona: cuando recuerda a Kurt, cuando cuenta la vez que Taylor Hawkins (el batería de FF) estuvo a punto de palmarla de una sobredosis, y cuando canta en el estudio-garaje «I Should Have Known», una balada (llámale balada, llámale X) rememorando su pasado en Nirvana. Dave -que suele ofrecernos la imagen de muchacho simpaticote y de fiestón fácil- nunca llega a llorar pero tiene en esos momentos un brillo en los ojos totalmente identificable. Ahí, en ese machote que está a punto de soltar la lagrimita por el colega muerto, o en el que interrumpe la grabación porque le ha prometido a su hija que iba a nadar un rato con ella, o en el que reconoce que no siempre se ha portado bien con sus compañeros, hay bastante rock´n´roll. Ay, nos hacemos mayores y sentimentales, qué se le va a hacer.

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