Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un chiste fácil

El otro día comíamos en un restaurante herbívoro, aunque al amor de un buen tinto -Las aves de paso-, y en eso que uno de los compañeros de mesa, sociólogo, va y dice:

-Tengo la sospecha de que el PP empezó a perder votos no porque la gente condenara la corrupción sino porque ya tenían mucho menos que repartir por culpa de la crisis.

Puede que sea así, no lo sé, sospecho que es un factor de desafección, aunque espero que no el único. Sin la sospecha no se explica nada en la cultura moderna, pero no conviene abusar de ella y hay que volver a las evidencias: hay una revolución conservadora que iniciaron Margaret Thatcher y Ronald Reagan y que aún sigue, una revolución que coloca fascistas de peluquería en los gobiernos de Hungría, Polonia y, ahora, de Austria. Y Jean Claude Juncker, de copas.

Esa revolución acabará, no lo duden, pero como todas tiene un plan oculto. El de los totalitarismos era el retorno del Amo (muy debilitado por liberales y agnósticos), aunque se disfrazara de nacionalsindicalista. Creo saber que la democratización de las corruptelas era el plan oculto del PP y de la ola en la que surfea el neoliberalismo, que ni es nuevo ni liberal. Ahí tienen ustedes a las infinitas traductoras rumanas que requería el negocio de los lodos (y el fango es una metáfora del territorio del pecado, humm), al yonqui del dinero, al publicista Carles Recio y su inasistencia prolongada, una década, a la tarea por la que cobraba, y a esos cuatro cagatintas que trabajaban para la patronal de la enseñanza privada, pero cobraban, presuntamente, de la conselleria de cultura en tiempos anteriores al conseller Marzà y al sismo del bipartito. Bueno, todos sabemos como fue engordando, hasta triplicarse, la plantilla de Canal 9 en tiempos de Zaplana y Fco. Camps (a Olivas sólo lo pusieron un rato al cuidado de la finca). Pero el caso más curioso es el de los cinco allegados del PP de Granada que cobraban de la empresa gestora del cementerio, sin pasarse por allí ni por saber morir (era inútil resistirse al chiste fácil).

Compartir el artículo

stats