Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El coste de la soledad

El Reino Unido pone una secretaría de Estado para ayudar a las personas que no tienen a nadie con quien compartir su vida

El "conservadurismo compasivo" -como le llamaba George Bush hijo- tiene su corazoncito. Leo en un periódico que la primera ministra de Gran Bretaña, Theresa May, ha nombrado a Tracey Couch, de 42 años, secretaria de Estado para la soledad. O por mejor decir para combatir los devastadores efectos de la soledad entre personas mayores, una enfermedad social que en el Reino Unido afecta a un número creciente de personas, según un informe parlamentario. Ya se cuentan por cientos de miles las que durante el periodo de tiempo de un mes no han mantenido siquiera una conversación con un amigo o un familiar. "Para demasiada gente -dijo la señora May- la soledad es la triste realidad de la vida moderna, y yo quiero que todos nosotros actuemos en consecuencia para atender a aquellos que han perdido a seres queridos y ya no tienen a nadie con quien hablar o compartir sus sentimientos". Una epidemia que se ha vuelto incontrolable a medida que se debilitan también una serie de instituciones que contribuían a mantener los lazos sociales como los sindicatos, la iglesia, la familia, los bares, los centros de trabajo, y hasta los cajeros de los supermercados, o los empleados de bancos y gasolineras donde los seres humanos empiezan a se sustituidos por maquinas. "Pasamos más tiempo al día solos que hace diez años", concluyó la diputada laborista que presidía la comisión parlamentaria que hizo el informe. Pero no todo es compasión, altruismo y solidaridad con las personas mayores en la intención política del gobierno conservador británico. Según un estudio de la London School of Economics, diez años de soledad de una persona mayor (es decir, sin recurrir al suicidio patriótico) representan un sobrecosto de 6.800 euros en sanidad y servicios públicos. Todo lo cual les lleva a concluir que cada euro invertido en combatir o prevenir la soledad de las personas mayores podría generar hasta tres euros de ahorro. Un buen negocio, seguramente. La dificultad está en determinar que tipo de actividades son las mejores para combatir la soledad en una civilización crecientemente insolidaria. ¿Aumentar y mejorar el número de residencias? ¿Llevar a los ancianos al campo a ocupar aldeas abandonadas? ¿Crear una red de asistencia domiciliaria eficiente y profesional?.... De todo eso se ha oído hablar pero casi nada se concreta, entre otras cosas por su alto coste. La soledad, además de una desgracia, es un material literario de primer orden. El escritor colombiano Gabriel García Márquez construyó en torno a ese sentimiento una novela inmortal "Cien años de soledad". Y el escritor austriaco Peter Handke, otra también muy famosa, "La soledad del portero ante el penalti". "Soledades", en plural, fue el primer libro de poemas de Antonio Machado. Y también sobre ese asunto y sobre ese autor ("Las otras soledades de Antonio Machado") giró el argumento del discurso de entrada del poeta ovetense Ángel González en la Real Academia Española y la contestación de Emilio Alarcos Llorach. Hay muchas clases de soledad, como dijo en verso Lope de Vega: " A mis soledades voy/ de mis soledades vengo/ porque para andar conmigo/ me bastan mis pensamientos".

Compartir el artículo

stats