Salvados» cumple una década y esta noche veremos cuál es el misterioso asunto que han escogido para celebrarlo en un nuevo ejercicio de agitación en la redes sumado a la presencia de Jordi Évole en media parrilla de La Sexta. «1 de cada 5» es el título del programa de hoy, un tema que normalmente se oculta y por eso lo esconde el equipo de Producciones del Barrio. Nos quiere vírgenes, espectadores «sin prejuicios».
Como para todos, diez años dan para mucho. En «Zapeando» contó Évole cómo empezó a desvanecerse «El Follonero» con el pesimismo que trajo la crisis. No había motivos para el cachondeo. La actualidad les fue empujando a cambiar de enfoque y se vieron hablando de los GAL con Barrionuevo y de ETA unos días antes de que la banda anunciara el cese de la actividad armada. Esta metamorfosis salvó a un «Salvados» que estaba en su segunda temporada en la cuerda floja, con audiencias de un 3 por ciento.
Su mirada sin contemplaciones a cuestiones poco expuestas en otros espacios televisivos, como «Oligopoly: el juego de la energía», que enfadó mucho a las eléctricas, y sus entrevistas incómodas a políticos de todos los colores le han hecho crecer hasta consolidarse como producto informativo, al mismo tiempo que su cadena hacía lo propio escorándose al «info show» permanente que ha convertido a La Sexta en referente en coberturas electorales, atentados, crisis catalana y acontecimientos en directo, 15 horas seguidas si hace falta.
Precisamente el haberse convertido en un programa periodístico, la profesión que le consideraba uno de los suyos reaccionó fatal ante su gracieta máxima: su «Operación Palace», el falso documental sobre el 23-F. Todavía dice con la boca pequeña que le sorprendieron las duras críticas. Pero la ficción no cabe en el periodismo ni para demostrar lo fácil que es engañar a los ciudadanos. Ya lo aprendimos con «Forrest Gump». No se meterá otra vez en esos territorios con la que está cayendo con las «fake news».
«Los olvidados» sobre el accidente del metro de València es el reportaje del que más orgulloso está por su repercusión: sacó a la gente a la calle, se reabrió el caso en los tribunales y vimos una comisión de investigación en las Cortes. También su viaje a Camboya para enseñar el verdadero «backstage» de la moda o «Astral», su inmersión en el mortal Mediterráneo de los refugiados, le hacen sentir que su trabajo «sirve para algo». Para eso está el periodismo.
