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Martí

La mejor radio

La continua adaptación de la radio a su tiempo es de nota. Como todos los medios de comunicación tiene más vidas que un gato, y ha dejado para el arrastre a la mayoría de los autores de su necrológica. Sobrevivió a la televisión, luego al video (recuerden la mítica canción de The Buggles «Video Killed the Radio Star» en los ochenta), al ipod, al móvil y ahora al «streaming». De forma silente, todas las emisoras, desde la más grande a la más local, ofrecen su programación convencional y la posibilidad de escuchar programas ya emitidos. Con la masificación de los dispositivos móviles, me atrevería a decir que igual ahora se escucha más radio que nunca. Además con la mejor calidad acústica. Sus formatos innovadores, como las tertulias o los magazines, han sido copiados por las cadenas de televisión, aunque sigue siendo más saludable oir, que ver a determinados opinadores de lo cotidiano.

Siempre fue un medio próximo, la radio, una cualidad que no ha perdido, pues suele estar presente en la mayoría de los hechos informativos, hoy en día en dura competencia con las redes sociales, aunque algunas de esas redes, como Facebook, estén en el ojo del huracán por ser la principal vía transmisora de las noticias falsas. La rapidez radiofónica sigue siendo su principal valor, y la prudencia y mesura de la mayoría de sus profesionales ante sucesos macabros han sido decisivas para contribuir al debate ciudadano sereno. Una de las virtudes que está desapareciendo en algunas de las grandes cadenas, que se han arrastrado al sensacionalismo en busca de una mejora de audiencia. Sin embargo, la variedad de oferta y la moderación pública terminaran dando la espalda a esos presentadores.

Pero la que está viviendo la edad de oro es la oferta radiofónica musical. La mano de buenos profesionales y esa maravilla de la técnica que son los podcast ha sido decisiva para disfrutar de la música favorita en cualquier situación y momento. Por contra, la que está en clara decadencia y necesita de una severa reconversión es la radio deportiva. Ante la aplastante lógica que una imagen vale más que mil palabras, sobre todo en fútbol, que ahora además se puede contemplar en el móvil que llevamos en el bolsillo, de poco valen los estériles y exagerados debates que salen de las voces de los presentadores deportivos. Esa, la oferta deportiva, es la única asignatura pendiente.

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