Tengo mi despacho en una bodega, la de Baltasar Seguí. Hay sitios peores, incluso con empleo fijo. El vino abre los corazones y la segunda copa los levanta: sólo bebo vino, abusé de mi hígado. Así pues, entre la primera y la segunda copa unos empleados de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana me cuentan que los conductores de los tranvías llevan meses de huelga. Una huelga jadeante, de programación enrevesada, por entregas. Eso desquicia un poco al pasajero, que espera ir a El Cabanyal y se queda en las facultades de Tarongers, a mí me ha pasado. No digo que sus razones no sean buenas, pero ¿habría algún modo de proceder a una concentración parcelaria de la protesta de menudillos?
Gracias. Pues estos señores ferroviarios me devuelven de golpe a la realidad. Se ha muerto un señor que era reponedor del súper junto a mi casa y el muerto, esta vez, tiene cara. Aunque no era su ocupación principal, a veces me atendía en la caja. Cuentan que murió de madrugada, un ataque al corazón antes de abrir, y que, cubierto con una sábana, siguió allí, de cuerpo presente, cuando ya entraban los compradores y aún no habían levantado el cadáver. Puede que sea normal, no lo dudo -que no pare la compra- pero a mí me parece raro que en presencia de un muerto no se convoque un duelo, aunque quizás sea un romántico y, por tanto, prolijo, que decía Josep Pla.
Con la animación y la cháchara, llega más gente y también mi mujer: decidimos no cocinar nada y terminar la fiesta en un bar donde preparan un estupendo bacalao rebozado. Lo llevan unos gallegos, que saben de bacalao menos que los vascos, que son los que saben más, pero tanto como los portugueses, que saben y practican mucho. La camarera es ucraniana pero del oeste, o sea, no rusa y, por tanto no se la puede culpar de que los americanos hayan hecho presidente a Donald Trump. Si la guerra comercial de Trump es mala para los trabajadores, habrá que entregarse a la meditación y el yoga; pero si no es mejor la paz global, habrá que practicar artes marciales y tiro con armas automáticas.
