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Primaveraneantes

Estaban los informativos comentando aquello de que nuestras playas están a tope, que si hace fresco pero hará calor, o que el buen tiempo no durará mucho. Esa mañana en Espejo Público me encuentro a Miguel Ángel Revilla, político entrañable, un buen señor que resulta un roto y un descosido cuando los espacios necesitan un invitado efectivo y atemporal, cuando no tienen nada más. Y funciona. Su verborrea con ese trasfondo de batallas cebolletas sin pelos en la lengua: Alto, claro y gracioso. El motivo de su presencia en directo desde un punto de Cantabria era contestar a la predicción de Roberto Brasero. Campechano contra campechano. El meteorólogo había asegurado una ciclogénesis explosiva en Semana Santa que Revilla negaba. El espectáculo estaba servido, el político promocionaba su pueblo y Antena 3 llenaba con efectividad media hora matinal.

Cuando España coge el coche para desconectar de la rutina todo es más fácil para el programa que se dedique a informar. No hay espectador que se pueda librar de un mundo de noticias vacacionales que se suceden en bucle. Dentro del directo: la realidad de la playa ocupada por todos los venidos en masa desde la meseta con ganas de olvidar la M-30.

Me encontraba rodeado de primaveraneantes, expuestos a las oscilaciones de temperaturas y las idas y venidas de nubes, claros y gotas, es decir, lo que viene a ser la primavera de toda la vida. Todos blancos y en bañador porque así se ha de estar en la playa aunque sea a 16 grados.

Detrás de mí una señora lee el «Pronto» que resulta que es la revista más vendida de España. Recuerdo que el «Marca» es el «best seller» de los periódicos, y entonces pienso que todo lo que nos pasa no es casualidad ?

Al lado un grupo de jóvenes me obligan a oír el electro latino que emana de sus «smartphones», y enfrente, un campamento de diez personas en sillas de playa impiden que lea más de dos páginas seguidas de las pocas que me quedaban para acabar «Basta con Vivir» de Carmen Amoraga. Se empeñaban en gritar todas sus rutinas que acontecían en su lugar de origen, Segovia. Propongo pues que en los directos de los telediarios vacacionales, además de la temperatura se informe de los decibelios.

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