­Maikel Gallego, capitán del cadete A del Castellón, y su padre fueron agredidos el pasado sábado en el campo del Alboraya UD, a la conclusión del partido. Ambos recibieron el domingo la noticia de que, pese a ser las víctimas, los agresores habían presentado una denuncia ante la comisaría de la localidad valenciana. Lastimosamente no es la primera vez que se producen incidentes cuando estos dos equipos se han cruzado por el camino, en las diferentes categorías.

En la primera parte del partido los dos jugadores implicados en la primera agresión tuvieron un pequeño «roce» y el árbitro les advirtió, según las versiones contrastadas. El ambiente se empezó a caldear porque los padres de ambos futbolistas ya tuvieron un primer rifirrafe, con intercambio de insultos y empujones, en la grada. Según explican, Maikel vio que su padre estaba inmerso en la pelea y le pidió a su técnico, Sergio Escobar, abandonar el campo para ayudar a su progenitor, que estaba en apuros. Finalmente se calmó al joven, quien acabó de jugar.

Al descanso desde el Castellón se le pidió al árbitro (Vicente Gil Coscolla) que llamara a la fuerza de orden pública, porque los ánimos estaban más que alterados. El colegiado se lavó las manos y dijo que aquello era responsabilidad del delegado local.

La segunda parte transcurrió con normalidad hasta que una vez finalizado el partido el dorsal número 9 del Alboraya UD se fue rápidamente en busca de Maikel Gallego y le soltó un puñetazo en la cara que le rompió el labio.

Unos momentos de confusión. El padre de Maikel separó a los jugadores y fue cuando varias personas se enzarzaron creyendo que se estaba agrediendo al agresor del jugador cadete del Castellón. Llegó la policía y ésta tomó declaración. En un principio, se interpuso una denuncia contra el padre de Maikel Gallego, pero después se supo que también la presentaron contra el capitán del conjunto albinegro.

Parte médico de lesiones

Ya en la capital de La Plana los agredidos fueron a un centro médico para que se levantara un parte médico. Las dos víctimas fueron denunciados, aunque se ha aconsejado al padre de Maikel que presente también la correspondiente denuncia por agresión.

Lo curioso de todo es que el árbitro, visto el clima enrarecido, pitó el final y se marchó a su vestuario sin querer saber nada de lo que allí sucedió.