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El puente que absorbió el río

El desmontaje de los casalicios que hizo desaparecer el Pont de Sant Bernat cumple 50 años

El puente que absorbió el río

El sábado se cumplían 50 años desde que se instaló el mecano para desmontar la casalicios de los patronos de Alzira, Bernardo, María y Gracia, comenzando -como vemos en la fotografía- por el de Sant Bernat. La obra había sido adjudicada al constructor de Tous Ramón Ortega Martorell y el diseño proyectaba formar una plaza circular en el ecuador de la avenida, entre las calles Calderón de la Barca y del Puente. El primer vial ha absorbido hoy al segundo; ya no tenía razón de ser por haber desaparecido el Pont de Sant Bernat. Eran las calles que enlazaban la Vila y el Arrabal de San Agustín.

Aquella era una época de grandes transformaciones, de hondos cambios de vida. Adelantos y velocidad sin límites. Vimos con dolor cómo nuestro puente, con el relleno del viejo cauce del río vacío, poco a poco iba desapareciendo de la vista de los vecinos hasta que ya no pudimos contemplarlo.

Un año más tarde, se han cumplido en julio 49 años, era inaugurado el nuevo emplazamiento de los casalicios. Unos meses antes, en abril, las obras de remodelación llevaban buen ritmo, si bien costó mucho trabajo y tiempo a los albañiles la eliminación del arco mayor del puente, recayente a la Vila. Los trabajos fueron presenciados por muchos alcireños que habían seguido con todo detalle cómo iba desapareciendo el puente más emblemático de Alzira. Los casalicios no se levantaron en el mismo asentamiento sobre sus primitivos tajamares, que alcanzaban la profundidad de 14 metros y, con el tiempo, las lluvias y la pantanada de Tous provocaron que las piedras procedentes de la ya desaparecida «muntanyeta» de Xixerá con las que se rellenó el cauce se asentaran. Nunca había pasado una apisonadora durante los trabajos de relleno para compactar el material depositado y los casalicos se levantaron sin ninguna cimentación, ya que estaban instalados fuera de la línea longitudinal del puente. Esto provocó que con el paso de los años cedieran alcanzado una peligrosa inclinación.

Los casalicios volverían más tarde a su primitivo lugar, para descansar sobre sus antiguos soportes, que fueron localizados por el que suscribe a Javier Prats Canet, realizador de esta remodelación. Por tanto, si en la primitiva obra de 1966/67 se hubieran instalado correctamente, con los casalicios en el centro de la avenida, la circulación del tránsito rodado no hubiera sido tan tortuosa como en la actualidad, ya que los vehículos hubieran circulado, como entonces, por cada vía alrededor de los casalicios.

La consecuencia es que el puente en aquellos tiempos de mitad del siglo pasado quedó sepultado; destruído el arco mayor y el menor, recayente al Arrabal de San Agustín, los técnicos ni siquiera intentaron descubrirlo,posiblemente por no entrar en el proyecto. «El arco de la ojiva se adentraba en la calle Carderón de la Barca» decía la autoridad competente. Nada más incierto. El pretil del viejo puente terminaba junto a la casa de Palmira Vives, «Palmireta», donde los niños adquiríamos los tebeos. Lo que a simple vista se percibe que los edificios de la antigua corsetería Bernardeta -hoy cafetería Velázquez- y el «San Bernardo», se «tomaron» algún metro más hacia el cauce del río, buscando el nivel del edificio de Correos, y el arco menor del puente se introduce un poco en la calle que termina en la «placeta».

El río desplazado y el cauce que nos circundaba convirtiendo Alzira en una isla quedó en estado deplorable. Urgía un remedio y se optó por lo más fácil, convetir el cauce -brazo muerto- en lo que más tarde sería Aavenida Luis Suñer, que fue inaugurada el 29 de enero de 1967, antes de la terminación de las obras de los Santos Patronos, en este desaparecido puente, donde nuestros antepasados erigieron a sus patronos, remozados en el lugar donde descansan, para que bendigan el paso de las nuevas generaciones y presidan, como fervorosamente siempre ha ocurrido.

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