Desde el día de la toma de posesión de la nueva corporación con la señora Diana Morant al frente, han sido muchas las manifestaciones de indignación por el hecho acaecido. Manifestaciones por redes sociales, verbales, por escrito, y a esta última es la que hoy dedico este artículo, transcribiendo de forma absolutamente literal una carta que me remitió un vecino del Grau. Una carta escrita desde la decepción más profunda, que dice así: «Señor Torró, he pasado esta mañana a buscarle, y me han dicho que estaba usted en el Camino de Santiago, espero haya pedido por todos los gandienses, que falta nos hace. Soy Vicente, vecino del Grau. Desde hace 20 años tengo mi negocio entre el Grau y la playa.
El remitirle estas letras no es más que trasmitirle primero mi enfado, convertido en indignación y ahora en decepción. Yo le voté a usted, al igual que muchos ciudadanos, por la labor que ha hecho en Gandia y el cambio radical que le dio a nuestra ciudad y a la playa. También voté a Toni «el Pastisser» para alcalde del distrito portuario, porque se ha dedicado en cuerpo y alma y tiene un conocimiento de esta zona como nadie.
Y ahora me encuentro con una alcaldesa, que ha sido la que peor resultado ha tenido en las votaciones, que para más burla se va a trabajar a Valencia porque tiene más sueldo, como sí aquí no tuviese trabajo suficiente. Una señora que no ha trabajado ni gestionado nada en su vida y que ha sido apoyada por un popurrí de Compromís y catalanistas mezclados con Ciudadanos, a los que se les llena la boca de no apoyar a separatistas. En el Grau, mi alcalde, al que voté, me lo han cambiado por Picornell, un señor que prácticamente no conoce nadie en el Grau, que vive en Benirredrà y allí paga sus impuestos, por eso, que los suban le da igual, y que aquí la gente no quiere.
En resumen, le mando esta carta para que, si puede, se la mande a Rajoy y le diga que yo, al igual que muchos españoles, hemos dejado de creer en la democracia, que no puede ser que ganen los que han perdido, que nuestro voto no sirve para nada, o, mejor dicho, sirve para que cuatro improvisados lleven un pueblo a la ruina, porque es imposible ponerse de acuerdo con tantas diferencias ideológicas.
Se impone el gobierno de los perdedores, raros, laicistas, los radicales como usted les llama. Adiós, al campo de golf, al parque acuático, a los conciertos, este año estas calles parecen un velatorio. Por todo eso, hágale saber al señor Rajoy que le faltaron agallas para que el alcalde fuese la lista más votada, por eso, yo, mi familia y así supongo que muchos españoles, hemos dejado de creer en la democracia y ya le anuncio que no vamos a votar más.
Que sigan estos perdedores llevando a esta España y a esta Gandia a su antojo, pero cuando el paro, la ruina y la delincuencia aumente, no va a ser ni con mi voto ni con el de mi familia.
Muchas gracias si ha dedicado un rato a leer estas letras».
He querido transcribir esta carta de forma literal, guardando el anonimato al vecino que la escribe, pero este mensaje es muy peligroso. Cuando el pueblo deja de creer en la democracia, mala cosa. Amigo del Grau, como ves, he leído tu carta, pero siento decirte que me siento igual de impotente que tú ante esta atrocidad. Solo te pido que albergues la esperanza, muchos han sido los que han luchado por este sistema, según el tópico el mejor de los malos.
