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Joyas que habitan en el olvido

El concejal de Patrimonio, Vicent Canet, cree que una vez resuelto el tema de Martí de Vesses, es el momento de renegociar con la empresa privada propietaria de la ermita de Sant Pere con el objetivo de recuperarla para la ciudad

Joyas que habitan en el olvido

Los vecinos de Oliva ven como dos de sus edificios históricos más emblemáticos, las ermitas de Sant Antoni y Sant Pere, se van degradando con el paso de los años sin que se haga nada por recuperarlas. Ambas siguen, a día de hoy, en manos privadas. Cierto es que el Ayuntamiento de Oliva, a través de sus distintos Gobiernos municipales de los últimos años, han llevado a cabo gestiones para que los dos edificios puedan gozar de un futuro mejor. Sin embargo, hasta la fecha no ha sido posible.

La ermita de Sant Antoni es uno de los elementos patrimoniales más importantes de la ciudad. Durante la Semana Santa y Pasqua son decenas los ciudadanos que, durante años, han acudido a sus alrededores a «berenar la mona de Pasqua». Está en serio peligro de desaparición en un futuro. La Asociación Cultural Centelles Riusech llevó a cabo hace unos años una campaña de concienciación ciudadana para su recuperación. De hecho, consideran que se trata de un bien patrimonial de primera magnitud, no sólo físico sino también sociocultural. El presidente de esta entidad, Antoni Esteve, consideró que la ermita de Sant Antoni forma parte del patrimonio local «porque es el último residuo arquitectónico del antiguo convento de Santa Maria del Pi, aunque la ermita es posterior».

El antiguo Monasterio de «Santa María del Pi» fue una fundación franciscana promovida por el primer conde de Oliva, Francesc Gilabert de Centelles, y su esposa, Beatriz de Urrea, en 1448. Fue destruido en 1598 por un terremoto que asoló la Safor.

Sant Antoni se construyó sobre las ruinas del monasterio, alrededor del siglo XVIII y se encuentra dentro de la demarcación parroquial de Sant Roc. En 1835 pasó a manos privadas y en 1985 fue comprada los herederos de Diego Escrivá. Los anteriores propietarios, Soler, la vendieron a la empresa inmobiliaria Urvico de la localidad. Hasta mediados del siglo XX se celebraban misas en la ermita todos los domingos del verano.

El consistorio anunció en 2012 la negociación con CHG, empresa propietaria de la ermita de Sant Pere, la permuta de este edificio por unos solares de propiedad municipal ubicados en el PAI Oliva Nova, además de 302.335 euros en metálico. La operación incluía, además de este edificio, el almacén de Aranda o Pinocho, conocido popularmente como «Juanito Burriana», que está ubicado en el paseo Gregori Maians. El tema acabó en la justicia, mediante un recurso contencioso administrativo que anuló una serie de acuerdos tomados por el pleno para poder hacer efectiva estas permutas.

El concejal de patrimonio Vicent Canet, de Compromís, señaló a Levante-EMV que «una vez solucionado el tema de Martí de Vesses tal vez ahora sea el momento de reemprender las negociaciones para llegar a un acuerdo definitivo con la empresa CHG respecto a Sant Pere».

Esta ermita se encuentra en la ladera de la colina conocida como «Mollonet de l'Ermita», en el extremo sureste del término municipal de Oliva, próximo al de Pego y en el entorno de la urbanización Sant Pere.

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