En el informe no figura, pero Oliva sufre desde hace décadas una falta de inversiones, primero de la Generalitat y ahora del Estado en lo que respecta al saneamiento y depuración de sus aguas residuales.
La estación de tratamiento de la playa resulta insuficiente desde hace años, y es, junto a Tavernes de la Valldigna, la única localidad de la Safor que, de forma continuada, vierte al mar las aguas residuales muy por debajo del nivel de depuración que exigen las normativas valenciana, española y europea.
El alcalde de David González señaló ayer a este periódico que, para mayor enfado, esta situación se produce a pesar de que los olivense, como cualquier otro ciudadano valenciano, paga en su recibo del agua el canon de saneamiento que va directamente a la Generalitat y que debería destinarse exclusivamente a financiar las infraestructuras de depuración de las aguas.
«Con el canon de saneamiento que han pagado los olivenses se podrían haber construido tres depuradoras nuevas», señaló la primera autoridad local, quien explicó que hasta hace poco la competencia para construir la nueva estación ha pasado de la Generalitat a la Administración del Estado porque este proyecto ha sido declarado de interés general.
Estabilización de la costa sur de la Safor
González también recordó que, junto al resto de municipios de la Safor situados en el litoral sur, también exigen desde hace años al Ministerio de Medio Ambiente que ejecute obras para estabilizar la línea de costa y evitar que, temporal tras temporal, las playas sufran pérdida de arena, e incluso daños en infraestructuras. Desde hace años la única acción que se realiza es el aporte puntual de arena allí donde se requiere, pero algunos tramos de costa, entre ellos en Oliva, han retrocedido varios metros.
