Después de haber presidido algunas procesiones en las fiestas patronales que, durante el verano, tienen lugar en los distritos de Gandia, los cinco concejales de la coalición Més Gandia han empezado a aplicar en esta Fira i Festes su compromiso de avanzar en la laicidad de la Administración y de los cargos públicos.
Así, ni la portavoz y vicealcaldesa de Gandia, Lorena Milvaques, ni los otros cinco concejales del grupo, que junto al PSPV-PSOE integran el Gobierno local, acudieron a la misa en honor de Sant Francesc de Borja, patrón de la ciudad, que tuvo lugar el sábado pasado en la Colegiata. Tampoco se les vio en la procesión vespertina, dejando claro que se ha dado definitivamente el paso de visualizar su propuesta de que los representantes de las instituciones deberían dejar que sean las autoridades eclesiásticas las que presidan esas celebraciones.
En primera fila de la misa del sábado para conmemorar al patrón de Gandia se sentó la alcaldesa de la ciudad, la socialista Diana Morant, y, a su lado, la senadora del PP, Carla Ripoll, que siempre ha acudido a esas celebraciones religiosas en calidad de representante de una de las dos cámaras legislativas de España. En los primeros bancos también estaban la mayoría de concejales socialistas y los del PP, así como el de Ciudadanos, Ciro Palmer. Los jefes de la Policía Nacional, Guardia Civil y Policía Local, con uniforme de gala, también respondieron a la invitación del ayuntamiento, como por otra parte es habitual.
Asistir como cualquier fiel
En la procesión de la tarde se repitió la estampa, sumándose al desfile religioso el delegado del Gobierno de España en la Comunitat Valenciana, Juan Carlos Moragues. Todos ellos desfilaron en lugar preferente, detrás de la imagen de Sant Borja, que salió del templo entre los sones del himno de España.
Avanzar en la «laicidad», que también ha empezado a ser aplicada en algunos municipios tras los cambios políticos experimentados en las pasadas elecciones municipales, figura en el código ético de Més Gandia, en el que se señala que, bajo el principio de «respeto todas las confesiones religiosas», las administraciones deberían renunciar al privilegio de situarse en un lugar destacado durante las celebraciones.
También señala Més Gandia que, en todo caso, cualquier concejal o cargo público debería acudir a los actos religiosos que desee en calidad de ciudadano y, por lo tanto, situándose en el lugar que corresponde al común de los fieles o devotos.
