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Hay alternativa

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Hoy se cumple un año de las elecciones municipales y autonómicas que en Gandia originaron un gobierno socialista, nacionalista y de izquierdas. Muchos fueron los comentarios y análisis que suscitó esa unión de intereses que desbancó al partido ganador de las elecciones municipales -con abrumadora diferencia- del gobierno de la ciudad.

Que PSOE y Més Gandia, olvidando sus promesas de campaña, se juntaran mostrando como único aval el odio hacia el PP resulta comprensible y hasta cierto punto lógico si atendemos a criterios meramente ideológicos. Lo realmente pasmoso resultó que, al final, el Gobierno de Gandia se resolviera por una decisión de alguien en Barcelona que hizo quebrar las dos líneas rojas que Ciudadanos se había autoimpuesto: la de dejar gobernar a la lista más votada y la de no favorecer bajo ningún criterio gobiernos nacionalistas. En todo caso, esto ya es harina de otro costal. Lo sustancial ahora es analizar cuál es la situación de Gandia.

Y la realidad es clara: un año después los gandienses pagamos muchos más impuestos. Hemos sufrido un incremento impositivo brutal sin parangón en nuestra historia pero a cambio tenemos menos servicios públicos.

Aquellos que venían a rescatar personas solo se han rescatado a ellos mismos, han incrementado sus asesores y han vulnerado su promesa de gobernar sin personal de confianza.

Se autocalifican de progresistas pero atentan contra servicios públicos bien valorados por la ciudadanía. Echaron el cierre al Centro de Mayores Joan Climent, prescindieron de los SAC, precarizaron hasta hacer inviable el Urbanet y eliminaron la Tarjeta Daurada.

Pagamos más impuestos pero tenemos una ciudad más sucia porque, entre otros, han suprimido los vehículos de recogida de excrementos que tan buen resultado dieron la pasada legislatura.

Promesas que pretendían revitalizar todo un barrio como el del Roís de Corella se han revelado falsas. Ni Ciudad Sanitaria, ni Hospital de Crónicos. Diana Morant se aprovechó de la buena fe de comerciantes y vecinos para prometerles algo que sabía que no iba a cumplir.

La inversión en gasto social del anterior gobierno del PP también ha disminuido, con especial incidencia entre la población con riesgo de exclusión social. Programas como el Plan de Empleo han desaparecido con el actual gobierno de izquierdas.

Diana Morant preside un ejecutivo que ha olvidado lo que prometía en campaña, gobernar para las personas, constatando que su única ocupación es promocionarse políticamente en Valencia, relegando la gestión de los asuntos de la ciudad y aplazando permanentemente su solución. Gandia le preocupa bien poco. Que encaremos el mes de junio y ni tan siquiera el gobierno haya presentado un borrador de los presupuestos para el 2016 es una clara muestra de ello.

Pero lo más preocupante de todo es la falta de plan, de programa, de visión de ciudad. La política sin programa no es más que una sucesión de ocurrencias y en eso ha convertido Diana Morant al gobierno de Gandia. Ocurrencias que, un año después, hacen que los gandienses tengamos que pagar más impuestos para tener menos servicios.

Desde el inicio de la legislatura los populares de Gandia hemos tendido la mano al consenso, a la generación de ideas colectivas para proyectar juntos el futuro de la ciudad, a trabajar sin dogmatismos entre todas las fuerzas políticas conjuntamente con la sociedad civil. Pero siempre hemos recibido la indiferencia, cuando no la negativa, por respuesta.

Un año después, como Presidente del PP de Gandia, puedo decir con orgullo que seguiremos fiscalizando la acción de gobierno, criticando lo que creemos que se debe mejorar y, como siempre, proponiendo soluciones a los problemas reales de la gente. Hay alternativa y se llama Partido Popular.

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