La entidad pública Puertos del Estado no ha encontrado un peor momento para reiniciar las obras, paralizadas desde hace meses, para la construcción de un paseo sobre la escollera que cierra y protege el puerto de Gandia.
Para sorpresa general, durante los primeros días de esta semana se observaron movimientos de personal y maquinaria que anunciaban la vuelta al tajo de los trabajadores para poder terminar este importante proyecto, anunciado en la pasada legislatura por el alcalde Arturo Torró.
Al tener constancia de las intenciones de Puertos del Estado, la alcaldesa de Gandia, Diana Morant, comunicó a la Autoridad Portuaria de Valencia, titular de la escollera, que no podía permitir, por el bien del turismo de la ciudad, que las obras estuviesen molestando en plena playa durante julio y agosto, los meses de mayor afluencia de visitantes. El puerto solicitó esa petición por escrito y ayer mismo, una vez notificada, ordenó a la empresa adjudicataria del proyecto la suspensión de todos los trabajos previsiblemente hasta principios de septiembre.
Según ha podido saber este periódico, al paseo de la escollera le quedan entre cuatro y cinco meses de trabajo, de manera que, si esta vez se cumplen las previsiones, el proyecto podría estar concluido para febrero o, a lo sumo, marzo del próximo 2017.
El paseo de la escollera es, por decirlo así, un regalo de la entidad Puertos del Estado, dependiente del Ministerio de Fomento. En octubre de 2013 el entonces alcalde del PP anunció el convenio para las obras, valoradas en cerca de un millón y medio de euros, y dijo que estaría acabado en 2014.
Al poco tiempo ya se vio que construir un paseo para viandantes sobre el enorme dique de contención del mar, que tiene un kilómetro de longitud, no iba a ser tan sencillo como se había anunciado. Los técnicos de Puertos del Estado revisaron minuciosamente el proyecto que remitieron desde Gandia y, tras exigir obras de consolidación de la escollera, han pedido sucesivas modificaciones, casi siempre por motivos de seguridad. Los últimos cambios han mantenido paralizadas las obras durante cerca de siete meses, y justo ahora, cuando la playa ya está a rebosar de turistas, se ha intentado reiniciar una actuación que la alcaldesa ha obligado aplazar hasta el otoño.
